Al contrario y las diversas mentiras de los catellanistas que quieren meter a cantabria dentro de castilla, los cantabros tenían un lengua distinta y eran etnicamente diferenciados. Hasta el emperador augusto habla de los problemas que tubo con la resistencia cantabra a Roma que hasta llego a ir a lo que llamo tierra de los cantabros.
CANTABRIA AL DESCUBIERTO
El término cántabros (en latín: cantăbrī, de cantăber; en griego antiguo: Καντάβροι Kantábroi, cantabrices1 en idioma local) fue el nombre dado por los romanos a un conjunto de antiguos pueblos que habitaba en el norte de la península ibérica y cuyo territorio se extendía en tiempos de las guerras cántabras la práctica
totalidad de la comunidad autónoma de Cantabria, el norte de la provincia de Burgos y de Palencia, el noreste de la provincia de León, el este del Principado de Asturias y la parte más occidental de Vizcaya. Tenía por ciudad principal Amaya y eran vecinos de autrigones, turmogos, vacceos y astures.
El estudio de las fuentes clásicas da noticia de la existencia de varias tribus o clanes, como pueden ser los salaenos, orgenomescos, avariginos, blendios y coniscos en el litoral, concanos, coniacos, plentusios, tamáricos, vadinienses y vellicos en el interior. Algunos autores, como el historiador Eduardo Peralta Labrador, han querido justificar la mención de dos ciudades cántabras de las cuales se desconocen sus populi planteando la existencia de dos tribus más: noegos y moroecanos.
Los cántabros hablaban una lengua aún desconocida cuyos restos se conservan en algunas inscripciones ya romanizadas. A partir de estos restos y de la toponimia de los lugares que ocuparon se han formulado dos corrientes. Una de ellas asegura que hablaban una lengua preindoeuropea, quizá similar o de parecido origen al protovasco. La segunda tendencia es a considerar que los cántabros terminaron por estar altamente influidos por la cultura celta, y su lengua era fundamentalmente céltica, y por lo tanto indoeuropea, con escaso o incluso nulo sustrato preindoeropeo.
El Reino de León surgió a partir del Reino de Asturias, que ocupaba también la Asturias de Santillana tras el pacto entre Pedro del Ducado de Cantabria y don Pelayo de Asturias.
Varias fuentes clásicas citan siete tribus cántabras. Sin embargo, dos más aparecen documentadas únicamente en Mela (avariginos y salaenos), una más en Estrabón (coniacos) y la existencia de dos más se infiere por el vacío en las fuentes y los datos arqueológicos (noegos y moroecanos).
Los avariginos eran una de las tribus centrales de la antigua Cantabria, en torno a algunos tramos del río Nansa. Su posición exacta está dicutida. Fueron citados únicamente por el historiador romano Mela.
Los blendios o plentusios habitaron la zona central de la actual Cantabria, desde Campoo hasta la costa. En su territorio se libró la batalla por Aracillum y se construyó Portus Blendium. Se cree que los pobladores de la zona donde se asentó Julióbriga también eran blendios.
Monumento al cántabro en Santander.
Los camáricos o tamáricos eran una tribu cántabra que habitaba las tierras de la meseta, ya en el norte de la actual provincia de Palencia.
Los concanos eran una de las tribus antiguas existente en el territorio de la actual Cantabria. Su capital era la ciudad de Concana, que el geógrafo alejandrino Ptolomeo sitúa en el mismo meridiano que Julióbriga, siendo la ciudad más septentrional de Cantabria según este, pero la misma longitud la atribuye Ptolomeo a Lucentum (Alicante), lo que exige prevenirse ante la inexactitud de su obra.
Actualmente su situación es desconocida. Algunos autores han señalado erróneamente su relación con el topónimo Santillana, en realidad procedente del hagiónimo Santa Juliana. Para otros, podría estar localizada en Liébana, cerca del actual pueblo de Congarna, ya que los datos aportados por Ptolomeo pudieran ser erróneos debido a la concepción especial del mapa de Cantabria que éste poseía.[cita requerida]
Los coniacos, que habitaban junto a los plentusios las fuentes del Ebro según Estrabón. Probablemente la voz coniacos sea una desfiguración o variante de la de concanos, y éstos sean en realidad el mismo pueblo.
Los coniscos habitaban, según se deduce actualmente de las fuentes clásicas, la zona oriental de la actual Cantabria, en el valle del Asón y el norte de la actual provincia de Burgos.
Los orgenomescos eran una tribu cántabra asentada en el norte de España, entre el río Sella en Asturias y la zona oeste de Cantabria. Su nombre proviene del céltico org-no - golpear, matar, saquear, y mesk - locura, borrachera; por lo que se puede traducir su nombre por «los que se embriagan en la matanza».
Los salaenos, que vivían junto al río Saunio, sobre el que existen diversas hipótesis. Tan solo han sido mencionados por Mela.
Los vadinienses fueron una tribu cántabra. Su nombre procede de la ciudad de Vadinia, de la cual se desconoce el emplazamiento aunque se discuten diversas posibilidades. Su ámbito geográfico abarcaba el oeste de Cantabria, el este de Asturias y el noreste de León (España). Dentro de la tribu se pueden distinguir cuatro clanes: arcaedunos, aroniaecinos, cantianos y corovescos [1]. La tribu vadinense, como los demás pueblos cántabros y astures, combatió en un principio contra las tropas romanas, si bien al final aceptaron su dominio y cultura.
Los vellicos, en cuyo territorio estaba la ciudad de Vellica. Si el documento llamado Itinerario de Barros es fiable, pueden atribuírseles una larga serie de asentamientos castreños importantes, que los convertirían en una de las mayores tribus de la antigua Cantabria.
Las guerras cántabras o guerras astur-cántabras (en latín, Bellum Cantabricum et Asturicum) fueron unos enfrentamientos que tuvieron lugar del año 29 a. C. al 19 a. C. entre el Imperio romano y los distintos pueblos astures y cántabros que habitaban territorios conocidos ya por los antiguos romanos como Asturiae 2 y Cantabri 3 en el norte de la península ibérica.
Los enfrentamientos mantenidos por Roma contra los diversos pueblos del norte hispano, cántabros y astures principalmente, representaban la culminación de la larga conquista de la península ibérica. La resonancia de estas guerras sobrepasó a la de gran parte de las emprendidas por el Estado romano a lo largo de su historia. La razón de ello no hay que buscarla en el ámbito estrictamente militar, sino en el alcance político que se le concedió a la conquista del norte peninsular, única operación dirigida personalmente por el emperador Augusto.4
Sub occasu pacata erat fere omnis Hispania, nisi quam Pyrenaei desinentis scopulis inhaerentem Citerior adluebat Oceanus. Hic duae validissimae gentes, Cantabri et Astures, inmunes imperii agitabant.
En el occidente estaba ya en paz casi toda Hispania, excepto la parte de la Citerior, pegada a los riscos del extremo del Pirineo, acariciados por el océano. Aquí se agitaban dos pueblos muy poderosos, los cántabros y los astures, no sometidos al Imperio.
Lucio Anneo Floro, historiador romano del siglo I.
Así comienza Floro su relato para narrar los hechos acaecidos en una contienda que hizo que el propio emperador romano Augusto, abriera las puertas del templo de Jano, en señal de combate total, y se desplazara en persona desde Roma hasta tierra de cántabros.
El reino cantabro ya etnicamente era una tribu diferenciada a las leonesas y atures mas tarde fue un ducado de Reino Asturleones hasta que hoy los castellanistas se quieren hacer con cantabria.

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