España o las Españas
"Las Españas" es el termino con el que se hacia referencia a los distintos reinos de España, en la edad moderna hasta la llegada de Felipe V, no se completo la total unificación de España. Bajo el reinado de Fernando VII e Isabel II todavía se reconocía la diversidad española, bajo el termino: "Rey de las Españas".
La nación Española no es mencionada hasta la liberal constitución de Cadiz 1812. Ademas la Nación Española no solo comprendía a los habitantes de la España actual sino a todo individuo que habitaba en territorio español.
Mapa de las regiones de la Carpetania
Terra carpetana es uno de esos grupos, de corte asociacionista, que busca reivindicar el carpetanismo como seña de identidad madrileña con todos los detalles. Banderas nacionalistas, mapas históricos de los límites carpetanos, historia propia y hasta una lengua propia surgida de lo más profundo de estas tierras. De momento lo hacen casi todo a través de la web y las redes sociales pero no descartan, ante un avance de este ideario, dar el salto a cotas, sobre todo culturales y no tanto políticas, más altas. “La web-blog-Facebook Tierra Carpetana nace de la idea de confluir los diferentes aspectos que rodean a lo que geográficamente, culturalmente e históricamente conocemos como pueblo carpetano”, cuentan desde Terra Carpetana. “El carpetanismo como movimiento popular nace de la necesidad de crear una alternativa real al vacío de identidad autóctona existente en el interior peninsular ibérico, mermada por los poderes fácticos desde la edad contemporánea”, explican.
Su mayor preocupación es recuperar la cultura y la identidad carpetana para toda la región que, según explican, fue arrasada por los monarcas de Habsburgo cuando decidieron establecer la capital de su reino en Madrid. “Creemos que la actual Comunidad Autónoma de Madrid se ha convertido en una capital DF que deja de lado toda realidad y atisbo de identidad milenaria de esta tierra, por ello pedimos el cambio de denominación de “Comunidad de Madrid” por el de Carpetania, con una correcta vertebración del territorio en comarcas y regiones históricas, un desarrollo sostenible, una organización comarcal que desarrollen competencias propias en diferentes materias, de forma descentralizada”, explican.
Ya se ha dado diferente asociones carpetanas unas de corte de izquierdas como izquierda carpetana y otras mas de corte pagana como Tierra Carpetana, que revindican los antiguos dioses celtas y nosotros de corte tradicional. como tierra carpetana Nosotros de momento reivindicamos el carpetanismo como movimiento más socio-cultural incideindo en nuestra mediada en temas culturales pero también sociales tratando de recuperar elementos identitarios como la bandera “que consta del caballito carpetano doble y del grifo madrileño del escudo antiguo de Madrid”, o la lengua ‘madrileña’. Pero no descartan entrar en política en un futuro, para exigir la singularidad y reivindicar la identidad madrileña entre las demás regiones españolas. No es rupturista ni independentista, federal roza con el fuerismo.
Internet se ha convertido en la herramienta perfecta para que este tipo de movimientos encuentre su lugar y pueda difundir sus pensamientos, uniéndose con grupos parecidos que no creían que existían. En el caso carpetanista aseguran que Internet ha hecho que este movimiento se empiece a conocer en todos los puntos de la región y empiece a reivindicarse por la zona como una alternativa a la situación actual de la Comunidad Autónoma de Madrid “Creemos que la actual Comunidad Autónoma de Madrid se ha convertido en una capital DF que deja de lado toda realidad y atisbo de identidad milenaria de esta tierra, por ello pedimos el cambio de denominación de “Comunidad de Madrid” por el de Carpetania, con una correcta vertebración del territorio en comarcas y regiones históricas, un desarrollo sostenible, una organización comarcal que desarrollen competencias propias en diferentes materias, descentralización”, explican desde Tierra Carpetana. El movimiento parece hacer una llamada a la unidad de la región madrileña para acabar con el supuesto dominio de la capital sobre toda la comarca.
A pesar de ser un movimiento con raíces profundas, de momento no tiene entre sus objetivos el independentismo de la Carpetania, si no más bien buscar que esta identidad dé más fuerza a una región que consideran ahogada por el Estado español y por la capitalidad de Madrid. Buscan mostrar una seña diferente de una zona que consideran desnortada en el mapa del país, reivindicar el lugar de la región central por encima de ser el enclave donde se encuentra la ciudad de Madrid que siempre se ha considerado como un territorio de inmigrantes sin una identidad clara como la que puede tener Barcelona o Sevilla. “Exigimos que la provincia de Madrid o CAM deje de ser la autonomía que más pague al estado central, ya estamos cansados de mantener con nuestros impuestos lo que hace 500 años nos impusieron, y por supuesto, políticas de unidad con respecto a los territorios históricamente carpetanos. Ya se han dado pasos con políticas como en el bono-transporte, que para nosotros es plenamente insuficiente”, explican.
Un Patriotismo Centripeto (aglutinador), que nace en una comarca que se suele colocar como el enclave principal y esencial del nacionalismo español. “La fé que nos queda en el futuro de esta tierra es que hemos visto como en diferentes fases de la historia comunidades y pueblos que actualmente están reconocidos habían desaparecido del mapa durante un periodo de tiempo, esperemos que en la tierra carpetana ocurra lo mismo y en un futuro podamos enarbolar con orgullo la bandera carpetana, por todo lo que ella representa”, concluyen.
Historia
¿Quiénes eran los carpetanos?
¿Quiénes eran los carpetanos? Son los primeros manchegos de los que tenemos noticia en la Historia, como pueblo, ya que aparecen en las fuentes clásicas.
¿QUÉ CONOCEMOS DE LOS CARPETANOS?
Vamos a hacernos la pregunta que me hice yo cuando elegí este tenebroso tema para proceder a su estudio. Es muy sencilla. ¿Qué conocemos de los carpetanos?
Y tras pensar y pensar y pensar...sólo nos sale a algunos tres términos relacionados: la Vía Carpetana, los Montes Carpetanos y carpetovetónico. ¿Y bien? La Vía Carpetana es una avenida de Madrid, los Montes Carpetanos son la cadena montañosa que va desde el Pico Peñalara hasta el puerto de Somosierra, picacho más, picacho menos, y que supone el límite norte de la Comunidad de Madrid. Y carpetovetónico, bueno...la RAE da dos acepciones, una perteneciente o relativo a los carpetanos y vettones y la otra, más sibilina, es la que se refiere a las personas, ideas, etc, que se tienen por españolas a ultranza...
Y poco más. Pero es que los carpetanos son los primeros manchegos de los que tenemos noticia en la Historia, incluyendo dentro del término manchego a los esforzados habitantes del gran poblachón que existe al sur de los Montes Carpetanos, que así denominó Quevedo a la capital de España.
Ya conocemos algo de los carpetanos. Son los primeros manchegos de los que tenemos noticia como pueblo, etnia, ya que aparecen en "los papeles", esto es, en las fuentes clásicas, en las crónicas que escribieron los autores grecorromanos y que tenían como tema casi único la conquista y la Geografía de la Península Ibérica. Los carpetanos aparecían entre los pueblos de la meseta que las pasaron canutas con el paso de Aníbal cual torbellino huracanado por estas tierras áridas y duras, y que después de ser vapuleados con estrépito por los pérfidos púnicos, pasan a ser los habitantes de la Carpetania, tierra preferida por las legiones romanas para descansar de sus durísimas campañas contra celtíberos y lusitanos.
¿QUÉ SIGNIFICA CARPETANO?
Para responder a esta pregunta tan peliaguda hay que hacer una larga introducción del asunto, que nos lleva hasta la primera guerra púnica, pues tiene cierta relación, un poco enrevesada, eso sí, pero no menos entretenida.
No me extenderá demasiado sobre la primera guerra púnica. Esta fue una de las primeras guerras mundiales, pues involucraron a las dos potencias principales del Mediterráneo central, que comenzaron a dirimir quién es quién en el concierto internacional: una muy veterana en estas lides, Cartago, y otra, advenediza y que pedía su sitio en el nuevo orden internacional, como decía Bush Jr., Roma. El caso es que la isla de Sicilia fue el oscuro objeto del deseo de ambas, y después de muchos años de guerras y matanzas, al final, Cartago perdió la guerra, se firmó un tratado de paz por el que los púnicos (otra manera de nombrar a los cartagineses) se comprometieron, entre otras muchas cosas, a pagar a Roma una astronómica indemnización de guerra, que es lo que pasa cuando uno pierde: hay que pagar al que gana. Y como los cartagineses estaban en bancarrota ya que además de a los romanos, debían dinero a sus mercenarios, que los tenían y en cantidades ingentes, se fueron a buscar oro y plata con que pagar tan cuantiosa deuda. Ciudadanos cartagineses que se enrolasen en el ejército debía haber pocos, y los que había no firmaban de muy buen agrado, parece ser. Así que optaron por la posibilidad más cara, la de externalizar el servicio, que como sabemos, suele ser más oneroso. Y se fueron a buscarla un poco lejos de Cartago (ciudad que estaba muy cerca de la actual ciudad de Túnez). Así que recalaron en la Península Ibérica, donde fenicios (los predecesores de los púnicos) y griegos (amiguetes de los romanos) hacían las Américas (en este caso las Hispanias), pues había en esta tierra oro y plata para dar y tomar. Y allí que se fueron los Barca, familia de potentados púnicos, para sacar un dinerillo para el Estado, y de paso para ellos mismos. O al revés. Y durante su periplo por meseta, uno de los cachorros de la familia Rayo (que es lo que siginfica en castellano Barca), el inconmensurable Aníbal, se dio de bruces contra un buen número de pueblos, tribus, etnias de la meseta, entre las cuales estaban nuestros viejos conocidos. Todo esto es mucho más complicado, pero baste esta información para dar una ligera semblanza de donde nos estamos introduciendo. Estamos hablando de finales del siglo III a.C.
Aunque debía estar un poco despistado Aníbal, pues en la tierra de los que habitan sobre lugares poco elevados, poca plata debía de haber. Y a esta gente mesetaria los púnicos les dieron el nombre de kart-p-(t)anos, que no quería decir ni más ni menos que "aquellos que habitan los escarpes", es decir, lugares poco elevados situados en las inmediaciones del río Tajo y sus afluentes. Los autores griegos, que estaban al servicio de los romanos y les escribían sus crónicas, transcribieron la vieja grafía fenicio-púnica y les llamaron karpetanoi. Julio Caro Baroja ubicaba sobre riscos y escarpes numerosas ciudades carpetanas. Y el arqueólogo Dionisio Urbina, reinterpretando al antropólogo y etnólogo, iba más allá: los carpetanos son los "habitantes de las ciudades de los escarpes" y la Carpetania, el "país de aquellos que habitan en las ciudades de los escarpes" que yo añadiría del Tajo.
Así que en resumidas cuentas, el término carpetano tiene un origen cartaginés y no procede de los Cárpatos, como algún autor ha dicho por ahí.
CRONOLOGÍA CARPETANA
Los carpetanos aparecen en los papeles, esto es, en las crónicas de cartagineses (éstas desaparecidas), griegos y romanos, a partir del último tercio del siglo III a.C. Para entonces, nuestros protagonistas ya habían entrado en la Edad del Hierro II.
Así que vamos a hacer un esquema de la cronología que nos ocupa:
Edad del Hierro I: siglos VIII - V a.C. Comienzan a aparecer los primeros utensilios en hierro. Llamemos a los carpetanos, no carpetanos, si no precarpetanos, porque todavía no se han individualizado en las fuentes históricas, y técnicamente aún permanecen en la Prehistoria.
Edad del Hierro II: siglos V - II a.C. Los utensilios de hierro se han generalizado, pero no sólo eso, sino también la cerámica a torno y las viviendas de arquitectura más sólida, de planta rectangular con zócalos de piedra, paredes de adobe y cubierta vegetal. A finales del siglo III a.C., entran en la Historia de la mano de los escritos púnicos, griegos y romanos. Antes de ese momento, cuando estaban a punto de irrumpir en los escritos, les voy a llamar protocarpetanos, porque casi lo eran ya.
Período romano republicano: siglos II - I a.C. Es la época de la conquista de la Meseta por los romanos. O los carpetanos habían quedado muy tocados durante la ocupación cartaginesa o se hacen enseguida muy amigos de los romanos, por lo que pueda pasar. Aparecen poco como carpetanos, pero sí como habitantes de las ciudades consideradas carpetanas: toletani, complutenses, consaburenses, caraccitanos.
Período romano altoimperial: siglos I - III d.C. La cosa está ya bastante más tranquila, y en la Carpetania se pueden dedicar a embellecer y engrandecer sus ciudades, algunas de las cuales pasan a ser municipios latinos, como Toletum, Complutum, Consabura, y con reservas, Segobriga, cuya población pudo ser mixta, celtíbero-carpetana. En todo caso, los carpetanos ya son carpetanorromanos. Vaya, romanos.
Período romano bajoimperial: siglos IV-V. Ahora pinta en bastos. La gran fiebre municipalizadora de siglos anteriores cae en picado, pero aun así, en Complutum se realizan grandes obras en el foro que datan de finales del siglo III d.C. Y la casa de Hippolytus, esa pedazo escuela para niños bien levantada en la época de las grandes villas, el siglo IV d.C.
Período visigodo: siglos V-VIII d.C. La cosa parece ruralizarse cada vez más. Excepto Toeltum, que brilla con luz propia entre las urbes que sobreviven al desastre bárbaro. Pero todavía quedan restos de las creencias carpetanas cuando hay textos toledanos eclesiásticos que ordenan acabar con las prácticas paganas en zonas fronterizas de la Carpetania, que ahora, como pudo serlo antes, es el nombre de una provincia eclesiástica del reino de Toledo. Y fíjense que Toletum es ahora capital del reino de los visigodos.
Con los musulmanes, ya no se habla de carpetanos, pero sí de Tolaitola, la antigua Toletum carpetano-romana.
¿POR QUÉ SABEMOS ALGO DE LOS CARPETANOS?
Sabemos algo de los carpetanos a través de las fuentes grecorromanas, de textos en los que aparecen los karpetanoicomo adversarios dignos de tener en cuenta para los poderosos púnicos, un pueblo o conjunto de pueblos que aparecen aliados a los fugitivos de Helmantiké y a los olcades vapuleados por Aníbal en su campaña de 220 a.C. Por esta circunstancia es de suponer que los autores griegos y latinos obtuvieron esta información de los cronistas cartagineses que dieron cuenta de los hechos de sus compatriotas, pues es de justicia pensar que Amílcar, Asdrúbal o Aníbal contasen entre sus filas de cronistas o escribas que se encargasen de la administración o de describir lo que veían u ocurría según avanzaban por tierras de Hispania. Esos textos fueron de conocimiento de los cronistas grecolatinos, que maquillados convenientemente, los incorporaron a sus propias crónicas.
Después de dirimir sus cuitas con los cartagineses, los carpetanos siguen apareciendo como etnónimo durante la primera fase de la conquista romana de la Meseta. Polibio, Livio, Apiano, entre otros cuentan las andanzas de nuestros protagonistas, unos de segunda mano y algunos incluso de tercera mano. Polibio es el autor más cercano en el tiempo a hechos de la conquista de la Meseta en la que aparecen involucrados los carpetanos, por lo que su crónica aparece menos contaminada que la de los otros.
Otra fuente inestimable de información son las listas de ciudades carpetanas, sobre todo las de Plinio y Ptolomeo. Plinio se basa en su conocimiento de la realidad administrativa de Hispania. Ptolomeo clasificó las ciudades del territorio imperial según su adscripción a antiguas unidades indígenas, una de las cuales era un territorio "fósil" denominado Carpetania, la región de los carpetanos, términos que tenían para el autor alejandrino un sentido meramente geográfico. Seguramente las ciudades carpetanas de Ptolomeo no eran tales, sino tan solo una lista de mansiones o lugares de descanso situadas e un determinado intervalo de millas romanas entre unas y otras dentro de las calzadas o vías que vertebraban el centro peninsular, y que aparecen documentadas en textos como los Itinerarios de Antonino o el Ravenate, que no son más que el MOPU de la época.
Y por fin las excavaciones arqueológicas, que tras una serie de prospecciones en la región donde estas listas sitúan antiguas poblaciones, confirman o desmienten las fuentes. En realidad lo que las excavaciones hacen es desenterrar estructuras urbanas y utensilios cotidianos de la Edad del Hierro, que son datados en una época anterior a la conquista romana o dentro de etapas históricas, en función de los resultados de técnicas como el C14 o la termoluminiscencia, que en solitario o en sinergia, son bastante fiables para conocer el tiempo en que florecieron los asentamientos descubiertos a base de excavadora, pico y pala.
¿DÓNDE VIVIERON LOS CARPETANOS?
Como buena etnia, o pueblo o tribu que se precie, los carpetanos debieron ocupar físicamente un solar donde realizar sus actividades cotidianas, como todo quisque. Es uno de los puntos del orden del día cuando un equipo multidisciplinar se propone investigar sobre el pueblo objeto de nuestros desvelos.
Y para ello, los expertos se han puesto a leerse de arriba abajo las listas de ciudades de Plinio y Ptolomeo, a identificarlas con poblaciones actuales, si es que ello es posible (que hay muchos casos en que no), y a inventarse un fósil-director, cuya mera existencia en un yacimiento se asocie automáticamente a los carpetanos. La afortunada para ocupar el honor de fósil-director del pueblo carpetano ha sido la cerámica que Cuadrado llamó en 1973, "jaspeada", un tipo de alfar decorado a brochazos que imitan la madera. Aunque hay muchos arqueólogos que dudan de que esta forma de actuar sea la adecuada, puesto que pueden aparecer ejemplares de este tipo de cerámica en otros lugares que no sean los teóricamente originarios de los carpetanos.
El caso es que a la luz de los hallazgos arqueológicos y de las interpretaciones más o menos afortunadas de los textos grecorromanos, son considerados carpetanos por algunos investigadores la práctica totalidad de los territorios de la actual Comunidad de Madrid, la mitad oriental de la provincia toledana, puntos del norte de Ciudad Real, parte de la campiña de Guadalajara, y zonas conquenses colindantes con Segóbriga, ciudad que algunos consideran carpetana, otros celtíbera y algunos más, de población mixta carpetano-celtíbera.
A mí me parece una excelente propuesta territorial la de Pilar González Conde, de la Universidad de Alicante. Según ella, los carpetanos limitarían al oeste con los vettones, en función de la existencia o inexistencia de verracos, considerados propiedad intelectual vettona, por la diferente onomástica y por la ausencia de cultos indígenas de procedencia lusitana entre los carpetanos, que sí se dan entre los vettones. Una teórica línea dividiría la provincia de Toledo entre Toletum y Caesaobriga (Talavera la Vieja) de norte a sur. En el nordeste, la gran ciudad de Complutum y su alfoz marca el límite de lo carpetano. Entre Complutum y la alcarreña Segontia (posiblemente Sigüenza), una amplia región que sería difícil de adscribir étnicamente. Según los datos epigráficos de época romana, la campiña de Guadalajara estaría dentro de los límites admisibles de la tierra carpetana. Al Norte, el sistema Central separa a carpetanos de celtíberos, pero en Cuenca, al no existir accidentes topográficos dignos de mencionar, la frontera se hace difusa. Por el sur, la cosa parece ser más fácil, pues los montes de Toledo serían la línea divisoria con los ibéricos oretanos, pues al sur de esta cadena montañosa no se encuentran gentilicios, característica de las onomásticas célticas, en cuya nómina se incluyen los carpetanos, con sus matices. Los hallazgos más meridionales atribuidos a la etnia carpetana se encuentran en le norte de Ciudad Real, a la altura de la localidad de Navas de Estena, hasta que otro hallazgo más al sur no diga lo contrario.
He aquí el solar patrio de los carpetanos...
LA CONQUISTA DE LA CARPETANIA
El batacazo de los habitantes de Helmantiké, que se pusieron chulos ante Aníbal Barca, y la posterior victoria del general cartaginés (el hijo del Rayo) en los vados del río Tajo contra una coalición de carpetanos, fugitivos vettones o vacceos (que no sabemos) de Helmántiké y olcades inician el dominio púnico en la sufrida Carpetania. Y fue sufrida porque aunque los carpetanos, parece ser que pueblo poderoso hasta el momento, la relación contra los imperialistas norteafricanos no fue todo lo buena que sería deseable. Las levas forzosas iniciadas por los estrategas púnicos dejaron tiritando a los carpetanos, que no tuvieron otra que rebelarse ante tamaño desafuero.
Cuando los cartagineses son derrotados en Hispania por los romanos, curiosamente también dejan de aparecer en las fuentes escritas de griegos y romanos las alusiones directas al pueblo carpetano, y se limitan a hablar de la Carpetania como territorio geográfico o a referirse a los habitantes de las ciudades carpetanas por su etnónimo particular: por ejemplo, toletani, complutenses, consaburenses...Los carpetanos parecen esfumarse de las crónicas. Aún tuvieron alguna aparición estelar como tal pueblo, cuando participan en los hechos de 195 a.C. Carpetanos, vettones, vacceos y celtíberos (en una enumeración que debía dar miedo) se enfrentan a las legiones de Nobilior en las cercanías del oppidum carpetano de Toletum.
En 186 a.C., los romanos son puestos en fuga (de momento, que ya sabemos que los romanos son como MacArthur: siempre volvían) por una coalición antinatura de celtíberos y lusitanos en las ciudades carpetanas de Dipo y Toletum. Pero de los carpetanos no se dice ná de ná. Quizás las fuentes les incorporaron dentro de la nómina celtibérica. Puede ser algo así, porque constantemente romanos y celtíberos se pegan en tierra carpetana.
En 151 a.C., el taimado general romano Lúculo, personaje de armas tomar, cruza el río Tajo desde la Carpetania, y arrasa Cauca, tras traicionar la confianza de sus pobladores. Y todo ello, por haber "molestado a los carpetanos". ¿Es que los carpetanos no se defendían solitos? Pues en esta época, parece que no.
Viriato se paseaba como Pedro por su casa por la Carpetania, la saquea a su gusto, se esconde en el Mons Veneris, el lugar de paso entre las tierras de los vettones y el valle medio del Tajo. Pero no solamente Viriato, sino que también sus hermanos lusitanos sientan sus reales en la Carpetania, donde los romanos invernan y se lo pasan de lujo cuando no están guerreando. Debía ser un lugar muy tranquilo, y sus ciudades, lugares de solaz esparcimiento de los legionarios en momentos de asueto.
La Carpetania es donde los celtíberos, guerreros irredentos, lavan su mala sangre, u donde se expanden de forma natural durante el siglo II a.C., lo que les lleva a chocar contra los romanos, que parece que estaban muy bien asentados. El desastre numantino corta las alas de momento a los susodichos celtíberos, pero en algún momento puntual volvieron a las andadas.
Nuevamente durante las guerras sertorianas se mencionan a la Carpetania y a diversos enclaves carpetanos en las fuentes (Caracca, Complutum, por ejemplo), pero los carpetanos como etnia siguen misteriosamente desaparecidos, como si se les hubiese tragado la tierra o la vorágine de la Historia, que al estar de buenas en los romanos, ya no eran considerados interesantes por sus apologetas.
LAS MÚLTIPLES CARPETANIAS
Hay algo que debe quedar claro. No hubo un reino llamado Carpetania. Nunca existió una entidad política y organizada conocida como Carpetania. Ni hubo un rey de los carpetanos. Esa complejidad administrativa no existió en la Meseta. Nunca existió un Estado carpetano.
Las estructuras políticas de mayor jerarquía fueron las ciudades, o lo que los romanos llamaban civitas. Incluso a alguna la calificaron de pequeña ciudad, como Tito Livio ("parva urbs sed loco munito", pequeña ciudad pero en lugar fortificado), pero no mucho más. Y cada una de estas ciudades tenía un tipo que sobresalía entre los demás. Los romanos lo llamaron reyes, que es un término que les resultaba familiar. Los autores contemporáneos los llaman "reyezuelos" o "régulos", porque tenían tan poca gente y tan poco territorio a su cargo, que no merecía la pena llamarles reyes. Por ejemplo, el mítico Argantonios, rey de la no menos mítica Tartessos era un rey de los pies a la cabeza, en razón del elevado número de súbditos, de la gran extensión de su territorio, y atención, a la gran cabaña ganadera que mantenía en sus campos. Y además era el rey de la plata, como su propio nombre bien dice.
Nada de ello se dio entre los humildes carpetanos. En las crónicas aparece algún jefe o "régulo", y su jurisdicción se limitaba a una ciudad-estado, como Hilerno o Thurro. Cada asentamiento dentro del territorio establecido como la Carpetania era en sí misma, una Carpetania en pequeño, independiente de los demás enclaves, y autosuficiente, puesto que las granjas de su alfoz eran las encargadas de alimentar a los habitantes del emplazamiento propiamente dicho. De estas microcarpetanias dependían esas granjas o núcleos menores que les proveían de vituallas. Quizás hubo un tiempo, en que ante la amenaza de males mayores, los carpetanos de las microcarpetanias aparcaron sus diferencias, como sucede entre todos los vecinos que se precien, para hacer frente a los que venían de fuera, como los cartagineses, que les hicieron un roto tan grande, que después de su paso ya no fueron lo que fueron. Los carpetanos eran considerados por los cronistas griegos que escribieron sobre ellos como un pueblo poderoso. Algo tenían que tener en común los habitantes de las múltiples Carpetanias, para que estos extranjeros les metiesen a todos en el mismo saco: ¿la lengua? Todos los pueblos de la meseta sur debían hablar dialectos parecidos, y debían tener un aspecto físico similar. Quizás eran gentes cuyos poblados estaban ubicados en "escarpes" yesíferos en las cercanías del río Tajo y sus afluentes. Eso es, las gentes que vivían en "las ciudades del país de los escarpes", como asevera el arqueólogo Dionisio Urbina.
ONOMÁSTICA CARPETANA
Los carpetanos, sus cosas, sus asuntos propios, todo lo que les rodeaba, debían tener unos nombres tan rarillos, que a los delicados y finos oídos de un itálico resonaban como rebuzno de jumento o pollino. Y a veces se negaban a transcribirlos, y otras escribían lo que les sonaba. Pero en realidad los nombres carpetanos no debían estar tan alejados de la nomenclatura latina. Y es que ambos proceden del frondoso árbol indoeuropeo. El dialecto o idioma carpetano es posible que fuese un dialecto del celtíbero, y el celtíbero debió ser una lengua procedente del antiguo celta que quedó fosilizado en la Meseta de la Península Ibérica, mientras que otras lenguas allende los Pirineos progresaban con mayor o menor fortuna. La misma lengua celta, sin ir más lejos.
Los carpetanos, según los estudios epigráficos realizados en estelas romanas, estaban inmersos en el mundo de las gentilidades, y ése es un mundo muy céltico, y por tanto, indoeuropeo. El carpetano y el latín debían ser primos lejanos, pero muuuuyyyyy lejanos, tanto que no se comprendían nada de nada. De hecho, es posible que un carpetano de Complutum y otro de Toletum tuviesen dificultades para comprenderse, conque con un celtíbero...y con un itálico, ¡para qué les vamos a contar!
Si los itálicos venían con sus trianominas, sus tres nombres (el de pila, el de la familia, clan o gens, y el apodo en función de una característica física), los carpetanos tenían tres también, no iban a ser menos: "Retógenes, hijo de Liticus, de los Consaburenses". Estaban constituidos, por tanto, por un nombre de pila, el "hijo de" y una especie de apodo o de nombre de la gens o clan, con lo que en esencia, no era una onomástica tan diferente de la latina. Lo que no sabemos exactamente es si el "apellido" (que no la filiación) de los carpetanos correspondía a ciencia cierta a un apodo (de los de los pueblos de toda la vida, como por ejemplo, "Los Cacharreros", que denominaba a una familia así conocida porque seguramente su antepasado común se inició en el noble arte de la venta de cacharrería) o a la gens, clan, familia, de la que procedía el individuo.
Por las epigrafías romanas, conocemos el nombre de varios clanes de la Meseta, y es cierto que muy latinos no suenan: Aelariqum, Arquiocum, Aucaliqum, Boccouriqum, Dagenicum, Elguismiqum, Eturicus, Malugeniqum, Manuciqum, Metturicum, Uloqum, Vacemqum...
En tiempo de los romanos, la onomástica carpetana primitiva se había latinizado, llegando algunos individuos a poseer los tres nombres, por aquello de ser más papistas que el Papa. Otros mantuvieron la gentilidad, puesto que debieron ser más reticentes a las moderneces que representaban los romanos. Por ejemplo, en Manzanares el Real (Madrid), una estela funeraria todavía citaba a un individuo con su onomástica céltica: "Monis, hijo de Allonis, del clan de los Bocouricanos, de 30 años". En cambio, en otra inscripción de Talamanca del Jarama, podemos transcribir: "Caius Aburius Lupus cumplió gustosamente su voto". Dos formas diferentes de nombrar a una persona, pero igual de eficaces, obviamente.
¿EN QUÉ CREÍAN LOS CARPETANOS?
En las creencias de los carpetanos no queda más remedio que introducirse en el movedizo terreno de la conjetura, porque al contrario que de los pueblos vecinos, no ha quedado rastro, al menos de momento, de los dioses carpetanos en la epigrafía romana. Ni Ataecina, ni Airón, ni Endovellicus, ni Lug, ni demás dioses de los panteones célticos y lusitanos, que son los más próximos a nuestros protagonistas.
Esto no significa que los carpetanos no adorasen a dioses propios, lo que ocurre es que no han aparecido vestigios del culto, o es que entre sus costumbres no estaba la de citar por su nombre al dios al que le pedían árnica. Probablemente tuvieron sus representaciones materiales de las divinidades, pero puede ser que el material sobre el que lo realizaban fuese perecedero, como la madera, o que la intransigencia de los acólitos de posteriores religiones asentadas en el solar carpetano acabara con sus restos.
Como buenos célticos (con sus matices ibéricos), debieron adorar a un dios sin nombre, un dios superior, máximo y óptimo, como el Júpiter romano, caracterizado por un notable talante guerrero. Pero también debieron de ser devotos de la Diosa de la Naturaleza y de la Fecundidad, la Diosa Madre celta, indoeuropea. Como no se ha documentado la religión druídica en la Península Ibérica, es de suponer que tampoco hubiese druidas entre los carpetanos. No olvidemos que las corrientes culturales y humanas procedentes del centro de Europa, atravesaron los Pirineos y aquí se fosilizaron, mientras que allende nuestras montañas protectoras y separadoras al mismo tiempo, tales ideas evolucionaban. Nuestros celtas proceden de una estirpe muy antigua, donde no había todavía sitio para las creencias druídicas. No obstante los carpetanos eran devotos de la Naturaleza, y realizaban sus prácticas de culto en santuarios al aire libre, algo que a los romanos les irritaba sobremanera, puesto que ellos estaban habituados a los templos cerrados.
Los carpetanos debieron adorar al caballo, y a las divinidades acuáticas, como la inmensa mayoría de los celtas peninsulares. En Complutum eran especialmente afectuosos con las ninfas de las aguas. No olvidemos la fama de los jinetes meseteños, por cuya contratación se pegaban romanos y cartagineses.
Durante época romana, el culto a Marte, el dios de la guerra romano estaba muy extendido, y se asociaba su culto con el toro, animal de carácter sagrado en todo el Mediterráneo y sus riberas. El toro tenía además un matiz de orden astral, tiene carácter funerario y también simboliza la fecundidad. La religiosidad indígena también estaba predispuesta a los sacrificios cruentos y combates gladiatorios en los funerales de grandes personajes, como Viriato, que no era carpetano, pero sí lusitano, con quienes hubo bastante contacto, y no siempre amistoso.
Sí se conocen aras votivas en la Carpetania con inscripciones romanas, pero dedicadas a dioses romanos, aunque seguramente muchas divinidades del panteón romano se asimilaron con los indígenas, como Marte. En cambio, las alusiones a religiones mistéricas orientales, y por supuesto a los viejos dioses carpetanos, brillan por su ausencia. También está documentado en los municipios carpetanos de época imperial el culto al emperador, cuya gestión llevaban un colegio sacerdotal dominado por libertos, los sevires augustales.
¿POR QUÉ NO VENDE LO CARPETANO?
Este punto nos lleva al primero: ¿qué conocemos de los carpetanos? Nada, y por eso no vende y no vende porque no conocemos nada. Es como se dice vulgarmente, la pescadilla que se muerde la cola.
Yo pienso que los abulenses están orgullosos de su pasado vettón, aunque no conozcan mucho de él. Pero es que las autoridades se preocupan de divulgar el conocimiento sobre los antepasados. También es cierto que en Ávila tienen unos asentamientos de la Edad del Hierro que ya quisiésemos por Madrid y Toledo. Ulaca, Las Cogotas, El Raso de Candeleda o la Mesa de Miranda son destinos arqueológicos formidables. Los sorianos también están orgullosos de su pasado celtíbero, y también se preocupan sus dirigentes de dar a conocer sus secretos, por lo menos antes, que ahora hay poco dinero para alegrías. Pero claro, los sorianos tienen Numancia, que durante muchos siglos se ha tratado como el símbolo de la independencia patria contra el invasor foráneo, y eso pesa mucho en el ánimo de la gente.
En la Carpetania no tenemos nada igual a nuestros vecinos vettones y celtíberos. Solamente conocen algo de los carpetanos los investigadores de la Universidad y los arqueólogos profesionales. Y poco más. La población en general no sabe nada de nada del asunto. Ni quiere saber porque nadie se ha preocupado de expandir el saber carpetano. La verdad es que hay poco que ver. La Dehesa de la Oliva podría ser el yacimiento que mayor atracción podría suponer en algún sector de la población, pero está encima de un cerro, sin señales visibles y completamente abandonado. Y eso, a 60 km de Madrid.
Durante la mayor parte del año 2012, el Museo Arqueológico Regional de Madrid (en Alcalá de Henares) ha abierto las puertas al público de una exposición monográfica sobre los carpetanos, tomando como base las excavaciones que se han realizado en diferentes campañas en el Llano de la Horca, en Santorcaz (Madrid). Además podemos contemplar los grandes hitos del mundo carpetano. No es para tanto, no vayan a pensar: se trata de la Medusa de Titulcia, un plato ceremonial de oro y plata y el relieve orientalizante de El Cerrón de Illescas.
Y exceptuando esta iniciativa del MAR y el departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, poco más. Parece un tema que no interesa ni a políticos ni a universitarios. Y si a la Universidad no le interesa o le interesa poco, no son capaces de hacer mover un dedo a los políticos, que son quienes gestionan el dinero (escaso en los días en que escribo esto). Así que malos tiempos para reivindicar el pasado carpetano manchego. Y menos cuando los vestigios de esta cultura de la Edad del Hierro son tan pobres y escasos. Quizás es que no hay más cera que la que arde.
Texto y fotografías propiedad de Diego Salvador Conejo
¿QUÉ SIGNIFICA CARPETANO?
Para responder a esta pregunta tan peliaguda hay que hacer una larga introducción del asunto, que nos lleva hasta la primera guerra púnica, pues tiene cierta relación, un poco enrevesada, eso sí, pero no menos entretenida.
No me extenderá demasiado sobre la primera guerra púnica. Esta fue una de las primeras guerras mundiales, pues involucraron a las dos potencias principales del Mediterráneo central, que comenzaron a dirimir quién es quién en el concierto internacional: una muy veterana en estas lides, Cartago, y otra, advenediza y que pedía su sitio en el nuevo orden internacional, como decía Bush Jr., Roma. El caso es que la isla de Sicilia fue el oscuro objeto del deseo de ambas, y después de muchos años de guerras y matanzas, al final, Cartago perdió la guerra, se firmó un tratado de paz por el que los púnicos (otra manera de nombrar a los cartagineses) se comprometieron, entre otras muchas cosas, a pagar a Roma una astronómica indemnización de guerra, que es lo que pasa cuando uno pierde: hay que pagar al que gana. Y como los cartagineses estaban en bancarrota ya que además de a los romanos, debían dinero a susmercenarios, que los tenían y en cantidades ingentes, se fueron a buscar oro y plata con que pagar tan cuantiosa deuda. Ciudadanos cartagineses que se enrolasen en el ejército debía haber pocos, y los que había no firmaban de muy buen agrado, parece ser. Así que optaron por la posibilidad más cara, la de externalizar el servicio, que como sabemos, suele ser más oneroso. Y se fueron a buscarla un poco lejos de Cartago (ciudad que estaba muy cerca de la actual ciudad de Túnez). Así que recalaron en la Península Ibérica, donde fenicios (los predecesores de los púnicos) y griegos (amiguetes de los romanos) hacían las Américas (en este caso las Hispanias), pues había en esta tierra oro y plata para dar y tomar. Y allí que se fueron los Barca, familia de potentados púnicos, para sacar un dinerillo para el Estado, y de paso para ellos mismos. O al revés. Y durante su periplo por meseta, uno de los cachorros de la familia Rayo (que es lo que siginfica en castellano Barca), el inconmensurable Aníbal, se dio de bruces contra un buen número de pueblos, tribus, etnias de la meseta, entre las cuales estaban nuestros viejos conocidos. Todo esto es mucho más complicado, pero baste esta información para dar una ligera semblanza de donde nos estamos introduciendo. Estamos hablando de finales del siglo III a.C.
Aunque debía estar un poco despistado Aníbal, pues en la tierra de los que habitan sobre lugares poco elevados, poca plata debía de haber. Y a esta gente mesetaria los púnicos les dieron el nombre de kart-p-(t)anos, que no quería decir ni más ni menos que "aquellos que habitan los escarpes", es decir, lugares poco elevados situados en las inmediaciones del río Tajo y sus afluentes. Los autores griegos, que estaban al servicio de los romanos y les escribían sus crónicas, transcribieron la vieja grafía fenicio-púnica y les llamaronkarpetanoi. Julio Caro Baroja ubicaba sobre riscos y escarpes numerosas ciudades carpetanas. Y el arqueólogo Dionisio Urbina, reinterpretando al antropólogo y etnólogo, iba más allá: los carpetanos son los "habitantes de las ciudades de los escarpes" y laCarpetania, el "país de aquellos que habitan en las ciudades de los escarpes" que yo añadiría del Tajo.
Así que en resumidas cuentas, el término carpetano tiene un origen cartaginés y no procede de los Cárpatos, como algún autor ha dicho por ahí.
SITUACIÓN |
Ocupaban el sur de la Meseta y la zona de La Mancha, entre el Guadiana y el Guadarrama. Sus principales ciudades fueron Konterbia Karbika (la capital), Toletum y Konsabura.
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ETNOLOGÍA |
Aunque se les considera un pueblo céltico, algunos autores los incluyen dentro de las etnias celtíberas.
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HISTORIA | 193 a.C. |
Aníbal vence junto a Toletum a una coalición de vettones, olcades y carpetanos, sometiendo gran parte del interior peninsular. A lo largo del siglo III a.C. absorberán el territorio de los olcades.
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153 a.C. |
Los romanos usan un supuesto hostigamiento de los vacceos contra los carpetanos, ya vasallos de Roma, como un pretexto más para las guerras celtíberas.
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147 a.C. |
El caudillo lusitano Viriato toma la Carpetania, hasta el fin de las guerras lusitanas.
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CECAS
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(Alcalá de Henares, Madrid). El nombre completo era Ikesankom Konbouto. Era una de las ciudades más extensas de Iberia. De ella partía una vía directa hacia Kart Hadtha (Cartagena). Se le conocen ases.
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(Villasviejas, Cuenca). Emitió desde el 133 a.C. hasta la primera mitad del siglo I a.C., en que fue abandonada. Acuñó denarios, ases, semises y cuadrantes.
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Ikesankom | |
AS inicio s.I AC25 mm. 8'70 g. V1 (243) Anverso: Cabeza viril imberbe a derecha. Detrás leyenda ibérica KoNBoUTo. Reverso: Jinete con lanza a derecha. Debajo leyenda ibérica IKeSANKo(M) sobre línea de exergo. |
Konterbia Karbika | |
DENARIO después 133 AC
18/19 mm. 3'98 g. V4 (284) Anverso: Cabeza viril imberbe a derecha. DetrásKaŔBiKa. Reverso: Jinete con lanza a derecha. DebajoKoNTeŔBiA. | |
AS después 133 AC
24/26 mm. 9'45 g. V6 (285) Anverso: Cabeza viril imberbe a derecha. Delante delfín. Detrás KaŔBiKa. Reverso: Jinete con lanza a derecha. DebajoKoNTeBaKoM. | |
AS después 133 AC
23/25 mm. 10'28 g. V1 (284) Anverso: Cabeza viril barbada a derecha. Delante delfín. Detrás símbolo Ko. Reverso: Jinete con lanza a derecha. DebajoKoNTeBaKoM. | |
SEMIS después 133 AC18/19 mm. 3'82 g. V8 (285)
Anverso: Cabeza viril imberbe a derecha. Detrás delfín. Reverso: Caballo al galope a derecha. DebajoKaŔBiKa. | |
CUADRANTE después 133 AC
15/16 mm. 3'53 g. V9 (285) Anverso: Cabeza viril imberbe a derecha. Detrás delfín. Reverso: Caballo al galope a derecha. Encima marca de valor de cuatro puntos (no apreciable). Debajo(Ka)ŔBiKa bajo línea de exergo. |
Castros carpetanos de época prerromana
Julián Hurtado Aguña
Universidad de Salamanca
Resumen
Este artículo analiza las características de los asentamientos carpetanos y de algunas ciudades mencionadas por las
fuentes históricas en el inicio de la conquista romana de este territorio.Las actividades económicas de estos enclaves,su
cultura material y su pervivencia en algunos casos en época romana son también objeto de análisis.
Abstract
This article analyses the characteristics of carpetanian settlements and other preroman cities mentioned by historical
sources during the beginning of the roman conquest of this territory.The economic activities of this enclaves,their cultural
material,and in some cases, their survival during the roman period are also subject to analysis.
El área carpetana se extendía por un territorio
que comprendía una parte importante de la
actual Meseta Sur. El límite de este territorio por
el sur parece que alcanzaba el Guadiana. En su
zona más oriental el límite es más impreciso,en
un territorio donde estaban asentados también
olcades y celtíberos. En su zona occidental,el área
carpetana limitaba con la zona de influencia de la
cultura vetona,que viene definida entre otros rasgos
por la presencia de esculturas denominadas
verracos,así como por una economía de marcado
carácter ganadero. Finalmente en su zona septentrional
este territorio alcanzaba las estribaciones
del Sistema Central.
Las fuentes históricas nos ofrecen algunas noticias
acerca de los carpetanos y del territorio que
habitaban. Así por Polibio (3, 13, 5) y Livio (21, 5,
2), podemos deducir que se encontraban al sur de
los vacceos, eran vecinos de los olcades,que se
hallarían al este y que el Tajo cruzaba su territorio.
Estrabón los sitúa al norte de los oretanos
(III, 2, 6) mientras que Plinio dice que habitan
junto al río Tajo (III, 19) siendo Toledo “cabeza
de la Carpetania” (III, 25). Finalmente Ptolomeo
(2, 6, 56) cita dieciocho ciudades carpetanas de las
que Toletum y Complutum están claramente identificadas
y el resto son de dudosa localización.
Actualmente la investigación considera que
este territorio carpetano, estaba constituido por
civitates desarrolladas en si mismas como estados,
con lazos culturales comunes, pero que nunca llegaron
a unirse en coaliciones políticas de ámbito
superior. En este sentido J. Caro Baroja es de la
opinión que muchas ciudades carpetanas se
encontraban asentadas en riscos y escarpaduras
con cuevas naturales o artificiales que servían a la
gente de mansiones o habitat. (Caro Baroja, 1981,
282 y 291) Es posible que una de estas ciudades
fuera Caraca que fue sometida por Sertorio y cuya
población habitaba en cuevas. (Plutarco, Sert.
XVII).
La Segunda Edad del Hierro en la submeseta
Sur vendrá marcada por la progresiva implantación
de la iberización.Este período desde un
punto de vista cronológico abarcará en general la
segunda mitad del primer milenio. El proceso de
iberización de las tierras centrales de la Meseta
Sur se da a partir del siglo IV a.C.apareciendo en
esta zona cerámicas ibéricas con decoración pintada
monócroma y bícroma de tonos rojos y castaños.
También la presencia en yacimientos de
esta área de algunas cerámicas de importación
como las cerámicas áticas de barniz negro procedentes
de Mejorada del Campo (Madrid) o el
fragmento de barniz rojo de Fuente el Saz del
Jarama (Madrid)nos indican la presencia de contactos
comerciales con otras zonas del sur y
levante peninsular. Estos contactos comerciales
Tomo 26-C5 3/3/08 12:48 Página 85
86 Julián Hurtado Aguña CuPAUAM 26, 2000
fueron posibles gracias a la existencia de vías de
comunicación de época prerromana.
Entre las novedades técnicas de este período,
podemos destacar la introdución del torno de
alfarero para la elaboración de cerámica, aunque
en los yacimientos carpetanos de esta fase aparecen
también numerosos testimonios de cerámica
hecha a mano.En el campo de la metalurgía asistimos
a la introducción de la siderurgia si bien la
presencia de hierro es más bien escasa. Dentro
de las técnicas constructivas se debe destacar
como novedad el empleo del tapial y los adobes.
Aunque el área carpetana recibe las influencias
de la zona ibérica, los carpetanos también presentan
una importante influencia céltica, que nos
permite relacionar esta zona con el área de la
Meseta Norte y cuyos rasgos serían entre otros la
presencia en los yacimientos de cerámicas incisas
y excisas y de determinados tipos de fíbulas o las
terminaciones enbriga de algunos nombres de
sus ciudades.
Durante la II edad del Hierro,los asentamientos
del área carpetana se establecían principalmente
en lugares elevados y fácilmente defendibles
que dominaban valles y territorios de importancia
estratégica. También la inestabilidad provocada
en la Península, a raiz de la actividad bélica
entre romanos y cartagineses,desde finales del
siglo III a.C. provoca que la población se vea en
la necesidad de agruparse y buscar refugio en
grandes castros defensivos.
Posteriormente la actuación de estos núcleos
indígenas frente al fenómeno de la conquista
romana, no es desconocida, salvo cuando existen
referencias en las fuentes históricas como en
el caso de Alce o Toletum. En cualquier caso parece
más importante destacar la expansión de pueblos
como los celtíberos durante los siglos III-II
a.C. en zonas como Carpetania (Blázquez, 1986,
204)que la propia resistencia de los carpetanos
al dominio de Roma.
Entre los asentamientos del área carpetana,el
Cerro del Ecce Homo, se encuentra próximo a la
ciudad de Alcalá de Henares (Madrid). Este lugar
dista de esta ciudad unos 3,5 Kms. en dirección
sureste. Su situación privilegiada,que ofrecía unas
buenas condiciones defensivas, hizo que tuviera
una prolongada ocupación desde comienzos de la
edad del Bronce hasta la iberización. En este período se ha hallado alguna estructura como una
cabaña datada entre los siglos VII-VI a.C. La
estructura de esta cabaña evidencia una desarrollada
arquitectura de madera de difícil comparación
con otros yacimientos peninsulares. Existen
evidencias en este lugar de una continuidad de la
población durante la II edad del Hierro, con la
presencia en determinados silos de cerámicas
pintadas celtibéricas. (Fernández Galiano, 1976,
31) Con posterioridad en el momento que la
romanización alcanza esta zona,el cerro del Ecce
Homo ya había dejado de existir como poblado.
Otro importante asentamiento de época prerromana
era Complutum (Alcalá de Henares,
Madrid). La primitiva ubicación de este enclave
parece ser el cerro de S. Juan del Viso, ocupado
en época republicana. Complutum será en este período
un oppidum carpetano de importante extensión
y a la vez constituía un centro estratégico
que controlaría el cruze de vías del Henares inferior
1
. Este enclave contaba con una vía de comunicación
importante hacía el sureste, que salía
del cerro en su vertiente sur hacia Torres de la
Alameda y comunicaba el valle del Tajo con la
costa levantina,dirigiéndose a través de Segóbriga,
y Saltigis hacia las ciudades costeras de Valentia,
Ilici y C. Nova (Fernández Galiano, 1984, 397).
Desconocemos hasta la actualidad la organización
urbana de este oppidum, en el que se han
documentado cerámicas pintadas de tipo ibérico
(Polo, 1995-6, 43). Hasta la actualidad no han
aparecido en este asentamiento materiales encuadrables
en época republicana, pasándose de
las típicas cerámicas pintadas de época celtibérica
a las primeras piezas de Terra Sigillata Itálica,
datables en época de Augusto.
Posteriormente este inicial asentamiento del
Cerro de S. Juan del Viso será progresivamente
abandonado y la ciudad se desplazará al llano,
donde se instala a partir del siglo I d.C. El tipo de
habitat será tras el descenso del cerro, esencialmente
villae que aunarán lo residencial y agrícola.
Aunque la población comienza desde mediados
del siglo I d.C.a descender al llano, a la fértil
vega del Henares, el Cerro no se despobló nunca
totalmente 2
, quedando restos de época bajoimperial.
Las fuentes históricas mencionan este
oppidum cuando nos narran la huida de Sertorio
hacia Valencia en el año 75 a.C. (Frontino II, 3,
5). También de época sertoriana es un tesorillo
de monedas aparecido en la cuesta de Zulema.
1. El Cerro de S. Juan del Viso domina la principal vía de
comunicaciones, un amplio tramo del Valle que comprendía
desde Guadalajara hasta la confluencia del
Henares con el Jarama.
2. Concretamente sabemos que varios sondeos realizados
en diversas zonas de la Meseta del Cerro en 1978,
documentaron la presencia de una hypocaustum de
buena técnica constructiva, que pudiera pertenecer a
unas termas públicas, desmontadas a mediados del
siglo I d.C., con el fin de trasladar los materiales aprovechables
a la zona del valle, nuevo asentamiento de la
ciudad.
Este tesorillo estaba constituido por más de 1500
denarios romanos e ibéricos, de época republicana.
Ocultamientos como este se han relacionado
con los desequilibrios que han producido los
conflictos entre Metelo y Sertorio en el interior
peninsular. Parece que la condición de municipio
la va a adquirir Complutum en época flavia, cuando
al igual que otras ciudades de la Meseta desarrolla
un importante programa urbanístico.
Ocupará también en este momento una privilegiada
situación en la red viaria de la zona central
peninsular, siendo mansión de la vía Emérita Caesaraugusta.
Cerca del cerro de S. Juan del Viso, donde se
situaba la ciudad de Complutum en época republicana,
se encontraba el castro denominado “Salto
del Cura”, que ocupaba una pequeña extensión
de aproximadamente media hectárea. Este
castro, cuenta con una superficie aproximada de
90 x 50 mts, y está rodeado por un terraplen poco
marcado que podría contener un muro. (Blasco,
Alonso y Valiente, 1980, 53) Este castro presenta
una cultura material definida por la presencia de
cerámicas hechas a torno,con pasta de color anaranjado,algunas
de ellas decoradas con líneas y
bandas horizontales. (Polo, 1995-6, 41) Junto a
esta cerámica se ha atestiguado también la presencia
de cerámica campaniense.
En la provincia de Madrid se localiza también
el yacimiento de Cerro Redondo. Se trata en este
caso de un pequeño asentamiento, con total ausencia
de arquitectura defensiva, cuya cronología
aproximada se fecha entre los siglos IV a III a.C.
Su sistema urbanístico presenta estructuras independientes
adaptadas a la topografía del terreno,
que es un modelo habitual de algunos yacimientos
de la Meseta Norte. Este yacimiento se ubica
en la cuenca del río Jarama, próximo al puerto
de Somosierra. Este poblado está ubicado en un
suave promontorio que domina la fértil vega del
Jarama, por lo que probablemente su actividad
económica estaría enfocada a la producción agrí-
cola. Entre los elementos célticos que aparecen
en este yacimiento están las cerámicas estampilladas
y una fíbula zoomorfa de caballito. De otra
parte la cerámica de bandas y semicírculos concéntricos
así como las fíbulas anulares, de timbal
nos indican las influencias del área levantina. En
este yacimiento también han aparecido tres fragmentos
de cerámica importada, dos de los cuales
son de barniz rojo y el tercero de cerámica ática
(Blasco y Alonso, 1985, 111). Las actividades económicas
básicas de este asentamiento eran la agricultura
y la ganadería. Respecto a la actividad
ganadera parece existir un predominio de ovidos,
cápridos y bóvidos. (Blasco y Alonso, 1986-7,
166) El abandono de este asentamiento por parte
de sus ocupantes, parece responder a la pobreza
material de este yacimiento. (Blasco y Alonso, 1985,
135)
Algunos de estos enclaves carpetanos estaban
ubicados en lugares dominantes de gran tamaño
y defendidos por importantes recintos amurallados
como en el caso del Cerro de la Gavia (Vallecas,
Madrid). (Priego, 1980, 95) Este asentamiento
situado en la margen izquierda del río Manzanares,
ha proporcionado cerámica a torno pintada
de tipo celtibérico. Este yacimiento parece que se
inicia en el Hierro I y perdura hasta la romanización.
(Blasco, Alonso y Valiente 1980, 51)
También
se sitúa en un lugar estratégico en la orilla
izquierda del Manzanares, el yacimiento de Sta
Catalina, en el que han aparecido junto a diversos
fragmentos de cerámica estampillada, algo de
terra sigillata, que nos indica la perduración de
este enclave en época romana. (Blasco, Alonso y
Valiente, 1980, 54)
En el área próxima a Complutum (Alcalá de
Henares, Madrid), en el término municipal de
Santorcaz están también documentadas unas estructuras
de viviendas,algunas de las cuales presentan
forma circular, sobre un cerro amesetado
de unas 14 hectáreas de extensión. No parece
existir en este asentamiento una planificación de
carácter urbanístico. De otra parte existen indicios
de la existencia de construcciones, que pudie-ran
tener un carácter defensivo. La cronología propuesta
para este enclave va desde el siglo II a.C.
hasta época augustea. (Polo, 1995-6,41)
También en la actual provincia de Madrid,se
localizaba el Castro de la Dehesa de la Oliva, concretamente
en la localidad de Patones de Abajo.
Este castro de la II edad del Hierro,estaba situado
en la ladera sur de la Sierra de Guadarrama.
El yacimiento se asienta sobre un cerro con una
altura de 902 mts sobre el nivel del mar. Su localización
le permitía el control de paso a la sierra
norte madrileña. El cerro en el que se localiza es
sólo accesible con facilidad por el lado sur donde
se levantó una muralla. Este castro controlaba las
tierras más rentables para la agricultura, localizadas
en torno al valle del Jarama. Una de las actividades
económicas de este castro parece que iba
dirigida a la extracción de minerales. Este yacimiento
se encontraba asentado sobre tres terrazas,
ocupando el castro celtibérico la terraza más
alta. Se trata de un complejo amurallado con una
exténsión aproximada de 1000 mts por 500. (Mu-
ñoz, 1980,59) La muralla falta en aquellas zonas
donde existe una defensa natural del terreno. El
espesor que presenta es aproximadamente de 1,45
mts. Se ha documentado además de esta muralla,
varias manzanas de viviendas, razadas en ángulo
recto en lo que podía ser una especie de retícula
CuPAUAM 26, 2000 Castros Carpetanos de Época Prerromana 87 88 Julián Hurtado Aguña CuPAUAM 26, 2000
hipodámica. Las edificaciones se sitúan en la mayoría
de los casos a ambos lados de las amplias
calles de este yacimiento. El tipo de edificación
más común en este castro es el de un edificio de
planta rectangular, distribuido en tres o cuatro
compartimentos. Cada una de estas habitaciones
presentaba una funcionalidad diferente.
Entre los diversos tipos cerámicos hallados en
este enclave se encuentran las cerámicas de pasta
negra y la cerámica Campaniense A, que marca
la penetración de las formas de vida romana en
el mundo indígena. Entre los materiales que ha
proporcionado no abunda la Terra Sigillata, aunque
si multitud de objetos metálicos como clavos,
agujas y algunas fí-bulas anulares y omegas.
(Polo, 1995-6, 42) Este yacimiento se data cronológicamente
en el siglo II a.C. Debemos indicar
que este asentamiento presenta un importante
influjo de la romanización, que se hace patente
en su entramado urbanístico y organización
interna.
En el noreste de la provincia de Madrid,en las
cercanías de la localidad de Redueña, existe un
castro celtibérico de gran extensión. Está situado
en un cerro de facil defensa y cercano a un curso
de agua. La cima se encuentra aterrazada y no
cuenta con restos visibles de estructuras. En esta
zona se han documentado los restos de cinco cabañas
de época celtibérica, distribuidas de forma
dispersa y situadas frente al castro de la misma
época. La funcionalidad de las mismas nos es
desconocida, aunque es probable que en ellas se
guardasen las herramientas necesarias para las
actividades agrícolas y ganaderas,que se desarrollaban
en esta zona. (Alfaro y Martín, 1996, 95)
Las cabañas, salvo en un caso son de planta rectangular
y cuentan con una superficie pavimentada,
realizada a base de pequeños guijarros que
son incrustados directamente sobre el nivel natural.
Los restos de cerámica aparecida en este enclave
son de mala calidad, en su mayoría de cocina.
Destacan también en este yacimiento la presencia
de un collar de pasta vitrea, así como una
fíbula. Son igualmente numerosos los restos de
diversos objetos fragmentados de bronce (bolas,
varillas, etc). La cerámica aparecida en este enclave
así como la fíbula y la cuenta de collar, permiten
datar estas estructuras entre los siglos II-I
a.C. (Alfaro y Martín, 1996, 96)
Algunos enclaves como Caraca son mencionados
por las fuentes históricas a propósito de las
luchas entre Sertorio y Metelo en la primera mitad
del siglo I a.C. Concretamente las fuentes históricas
nos informan que el enclave de los caracitanos
fue tomado por Sertorio mediante una
habil estratagema (Plut., Sert. 17). También Ptolomeo
(2, 6, 56) menciona a esta ciudad en una
lista de ciudades carpetanas. De otra parte el Ravenate
sitúa este enclave de Caraca entre Complutum
y Segobriga (Saélices). Este asentamiento carpetano
se ha intentado localizar en diferentes lugares
de Madrid y Guadalajara (Taracena, Carabaña,
etc) aunque la más reciente ubicación sitúa este
asentamiento en el Cerro de la Virgen de la
Muela en Driebes. (Abascal, 1982, 79-81) En este
lugar se halló en 1940 un conjunto de joyas, plata
y monedas de diversa procedencia, entre ellas
denarios romanos,de los cuales el más moderno
se puede fechar entre el 119 y el 91 a.C. (Salinas,
1986, 131)
En la provincia de Madrid se localizaba el
enclave carpetano de Titulcia. Este asentamiento
era un nudo de comunicaciones importante de la
Meseta Sur. Cuenta este yacimiento con una necrópolis
celtibérica, de la se conservan algunos
restos. En este sentido se han hallado fragmentos
de cerámica tosca, confeccionada a mano, pertenecientes
a una urna cineraria de perfil en”s”.
(Blasco, Alonso y Valiente, 1980, 51) El ajuar que
acompañaba a esta tumba lo componían un par
de pinzas de bronce y fue fechado en el siglo III
a.C. Esta urna cineraria ha sido localizada en la
ladera del asentamiento celtibérico.
En cuanto a los restos de cultura material hallados
en este enclave, podemos incluir diversos
fragmentos de cerámica pintada celtibérica no
figurativa y también cerámica campaniense (Blasco
y Alonso, 1983, 128). La presencia de este último
tipo de cerámica implica una aproximación
al período de la conquista romana. Probablemente
Titulcia adquirió su condición de municipio romano
en época flavia. Esta opinión es sostenida
por R. C. Knapp en base al hallazgo de una inscripción
monumental próxima a la ciudad que
menciona a un individuo perteneciente a la tribu
Quirina. (Knapp, 1992, n.194)
Algunas ciudades como Mantua, aparecen mencionadas
por Ptolomeo en su lista de ciudades
carpetanas, que aparecen recogidas en el libro II
de su Geographia. En esta obra Mantua tiene asignada
una longitud de 11º40´ y una latitud de
41º15´, por lo que probablemente se situaría al
norte del río Tajo entre Complutum y Titulcia. (Contreras,
Jiménez y Martín, 1993, 400) Desconocemos
la importancia y dimensiones de esta ciudad
en la antigüedad, que no debió ser un punto de
interés en la red viaria principal romana. Tradicionalmente
se la viene localizando en Villamanta
(Madrid) en base a la similitud topónímica y por
los restos arqueológicos aparecidos en este lugar
(Urbina, 1998, 187). La presencia romana en esta
zona parece establecerse en diversos asentamientos
en los márgenes del Arroyo Grande. A juzgar
por los materiales hallados en estos yacimientos,
Tomo 26-C5 3/3/08 12:48 Página 88
el inicio del poblamiento de este lugar parece iniciarse
en el siglo II d.C. continuando hasta época
tardía. (Contreras, Jiménez y Martín, 1993, 401).
Otra de estas ciudades de menor entidad citada
por Ptolomeo fue Varada. A esta ciudad se le
atribuye una emisión de ases ibéricos, con la leyenda
“vardus”. Según la hipótesis de Fita, Varada
se situaría en el despoblado de Valtierra (Arganda)
a partir de la relectura del ara de las Ninfas encontrada
en este lugar. (Fita, 1917, 352-353) También
en la provincia de Madrid, se situaba el
enclave de Miaccum. Se piensa que pudo estar
localizado en la casa de Campo de Madrid, en el
nacimiento del arroyo Meaques. Según el Itinerario
de Antonino constituía una mansión de una
vía romana que desde Segovia llegaba hasta Titulcia,
distando 24 millas de esta última.
Otra de las ciudades carpetanas citadas por
Ptolomeo es Ispinum (Ptolomeo 2,6,56). Aunque
desconocemos su localización exacta, así como
su importacia en la antigüedad, tradicionalmente
se la ubica en Yepes (Toledo).
En la provincia de Toledo, se localizaba el
enclave celtibérico de El Cerrón ubicado en la
comarca de la Sagra, en una localización entre la
Cordillera Central y los Montes de Toledo. Ocupa
la plataforma superior de un pequeño cerro
ovalado de algo menos de 1,5 hectáreas de superficie.La
configuración actual del asentamiento
celtibérico nos muestra la ocupación más antigua,con
dos santuarios superpuestos en las zonas
más elevadas del cerro, mientras que el poblado
se extiende por toda la plataforma. En la zona
del santuario se ha hallado un relieve incrustado
en un muro de adobe. La escena presenta la secuencia
de dos carros guiados por sendos aurigas
y arrastrados por caballos a los que sigue un
glifo. Delante de el segundo carro aparece la
figura de un personaje de pie, que levanta su
brazo izquierdo. Este relieve es objeto de diversas
interpretaciones: podría tratarse de personajes
heroizados o divinidades cuyo símbolo fuese
el glifo. También podría representar el viaje de
dos personajes difuntos al mundo de ultratumba.
Este asentamiento carpetano presenta un habitat
con estructuras en adobes y materiales bastante
iberizados.Entre los materiales aparecidos destaca
también la cerámica jaspeada, característica
de esta región. (Blasco, 1992, 294)
También en la zona más oriental de la provincia
de Toledo, está localizado el yacimiento
del Cerro del Gollino. Está situado en una zona
limítrofe a la actual provincia de Cuenca. Se trata
de un gran castro carpetano de una exténsión
superior las 15 hectáreas del que sólo conocemos
una pequeña parte. Este yacimiento contaba con
un doble recinto amurallado y puede ser considerado
como un importante castro similar a otros
como Consuegra, Yeles o Mora. Entre los restos
cerámicos hallados en este asentamiento, podemos
destacar la cerámica de factura indígena con
la presencia de grandes recipientes de almacenamiento
y toneletes. (Santos, Perea, y Prados, 1990,
315) También es destacable la presencia de cerá-
mica jaspeada y diversos fragmentos de ánforas
republicanas. Dentro de las cerámicas de importación
abunda la cerámica Campaniense de las
formas 1 y 5 de Lamboglia. Entre los diversos
objetos metálicos aparecidos en este enclave figuran
una espada de filos rectos,un cuchillo, un
regatón, una fíbula anular hispánica así como
numerosos fragmentos de clavos y remaches. Parece
probable que la construcción del recinto
amurallado de este asentamiento, se remonta al
siglo II a.C. (Santos, Perea y Prados, 1990, 314)
La ciudad de Toletum era en época prerromana
centro de un rico territorio en el valle del Tajo
y punto estratégico dentro de las comunicaciones
en la Meseta Sur. Toledo estaba situado en una
zona fértil para el cultivo,lo que nos permite
suponer que esta función agrícola había sido la
base de su desarrollo en época prerromana. Las
primeras referencias históricas acerca de este enclave
carpetano, nos describen como en el año
193 a.C. una importante coalición de celtíberos,
vacceos y carpetanos fue vencida junto a Toletum
3
. (Livio 35 , 7, 6) En el año 192 a.C. la ciudad
es tomada por las tropas romanas dirigidas
por M. Fulvio Nobilior. El oppidum carpetano,se
asienta en este momento en el mismo emplazamiento
de la posterior ciudad romana y de la
actual Toledo. Toletum en este período prerromano
contaría con un tamaño que oscilaría aproximadamente
entre las 40 y 50 hectáreas. (Almagro,
1995, 221) Este asentamiento indígena se convertirá
en municipio en época romana, probablemente
en época de Augusto. Un autor como
Plinio considera a Toledo como cabeza de la
Carpetania. Este autor nos indica que los toletani
eran estipendiarios del Conventus Carthaginensis.
(Plinio NH, 3, 25) Sabemos también de la existencia
de una ceca de época republicana con la
marca Tole en esta ciudad, lo que nos indica su
importancia en este período. Disponemos de
varias monedas con la indicación de esta ceca y
el tema del jinete ibérico en el reverso. En el
anverso junto a la fórmula Ex.s.c. (ex senato cónsulto)
figuran nombres indígenas. La coincidencia
CuPAUAM 26, 2000 Castros Carpetanos de Época Prerromana 89
3. En esta campaña M. Fulvio, además de vencer al ejército
indígena, captura vivo al rey Hilerno.
Tomo 26-C5 3/3/08 12:48 Página 89
90 Julián Hurtado Aguña CuPAUAM 26, 2000
de estos nombres indígenas con el tema del jinete
y la aparición de la fórmula romana Ex.s.c. 4
parecen indicar que pudiera tratarse de la emisión
de una ceca de la ciudad indígena.
(González, 1987, 56).
Una vez que la ciudad alcanza su condición
de municipio en época romana se dotará de diversos
edificios públicos como un circo,así como
algunos puentes sobre el Tajo. En época romana
Toletum era una mansión que se encontraba en el
cruce de dos vías romanas, la que iba de Emérita
a Caesaraugusta y la que desde Laminium alcanzaba
Toletum. En este sentido era un lugar estratégico
dentro de la Meseta meridional.
Entre los castros carpetanos,el enclave de Consabura
(actual Consuegra, Toledo) se encontraba
asentado en el Cerro el Calderico y contaba con
una superficie aproximada de unas 8 hectáreas.
Restos de lo que fue este castro prerromano se
localizan parcialmente en este Cerro,especialmente
en lo que corresponde a la muralla en sus
lados sur y este,de la que parten lo que fueron
arranques de viviendas. Este oppidum indígena se
convertirá en ciudad romana adquiriendo la condición
de municipio. La ciudad se trasladará desde
el emplazamiento prerromano a una zona más
baja, cercana al río Amarguillo. Plinio en su obra
nos cita a Consabura como una ciudad estipendiaria
del Conventus Carthaginensis (Plinio, III, 25).
Las fuentes históricas mencionan también a esta
ciudad dentro de uno de los episodios de las guerras
sertorianas. (Frontino Strat. IV, 5, 19) Concretamente
sabemos que Sertorio envió a su lugarteniente
Hirtuleyo con un ejército, que venció al
gobernador de la Citerior M. Domicio Calvino
cerca de esta ciudad. De época romana se conservan
entre otros, restos de un circo de dimensiones
más reducidas al de Toledo y de una presa
que era una de las más importantes de Hispania.
Consabura era en época romana una cabeza
administrativa,que controlaba el territorio próximo.
Según el Itinerario de Antonino fue una
mansión en la vía romana que unía Laminium
con Toletum, aunque este enclave no constituía
una encrucijada de vías importantes. En la actualidad
está descartada la identificación de Consabura
con una ciudad mencionada en la Tesera de
Herrera de Pisuerga (Palencia), cuyas similitudes
de carácter onomástico apuntan al mundo de la
Meseta septentrional.
De algunas ciudades mencionadas en las fuentes
históricas como Aebura, no se han hallado hasta
la actualidad vestigios arqueológicos. Esta ciudad
es identificada con la Libora ptolemaica. (Ptolomeo
2, 6, 56) Sabemos del asentamiento de una guarnición
militar romana en esta ciudad en el 181
a.C. (Livio 40, 30, 3) durante la campaña de Q. F.
Flaco contra los celtíberos. Según el Ravenate Aebura
se localizaría entre Toletum y Augustobriga.
En el área manchega,dentro de lo que constituye
la actual provincia de C. Real, se conocen
poblados de menor tamaño y envergadura, parcialmente
destruidos por estar situados en zonas
húmedas,uno de los cuales es el del Cerro de las
Nieves. Este lugar se encuentra al este de la población
de Pedro Muñoz. Este poblado se fundó
en un momento aún sin precisar, durante el siglo
VI o inicios del V a.C. (Fernández, Hornero,
Pérez, 1994, 121) La mayoría de los materiales
recogidos en este asentamiento son de tipo cerá-
mico, entre los que se pueden distinguir varios
tipos: cerámica a torno gris, a torno ibérica,a
mano gruesa en vasijas grandes de almacenamiento
y a mano fina, en pequeños vasos troncocónicos
o bicónicos de tradición de Campos
de Vrnas. (Fernández, Hornero, Pérez, 1994, 118)
También es importante la presencia en este
enclave de fíbulas en bronce y de cerámica griega
importada. Entre las actividades económicas
que se daban en este asentamiento estarían la
agricultura atestiguada por la presencia de hallazgos
de morteros, cubetas, etc y la metalurgia en
pequeña escala. Otra actividad económica de
este asentamiento era la ganadería. Según se desprende
de los restos de fauna analizados de-bían
predominar los ovicápridos. Este poblado va a
ser abandonado hacia fines del siglo IV o inicios
del III a.C.
En la zona más oriental de la actual provincia
de Ciudad Real, probablemente en la localidad
de Alhambra, se localizaba la ciudad romana de
Laminium. Este enclave posiblemente había sido
un oppidum prerromano,que durante el siglo I
d.C. se convertiría en una ciudad privilegiada. Los
romanos aprovecharán la existencia de un oppidum
ibérico, asimilando a la población indígena,
que en el siglo I d.C. estará prácticamente romanizada.
El yacimiento de Alhambra se situaba en
un cerro de arenisca de 872 mts de altura,que se
eleva sobre el Campo de Montiel. Se trataba de
un establecimiento de carácter estratégico, que
dominaba una vasta extensión geográfica.
Plinio va a incluir a Laminium entre las ciudades
estipendiarias del Conventus Carthaginensis. (Plinio
III, 25) Este autor va a indicar el nacimiento del
Anas en el Ager Laminitanus. (Plinio NH 3, 6) También Plinio nos indica que las mejores piedras de afilar proceden de Laminium
4. Esta fórmula no podía indicar la existencia de un
Senado en el sentido romano del término, que hubiera
significado la presencia de la municipalización sino
más bien la permanencia de las instituciones indígenas
como la Asamblea de la ciudad y los magistrados
(Plinio, NH, 36,
165) El paso de ciudad stipendiaria a municipio
de este enclave se va a producir en época flavia. 5
Sabemos que en época romana este lugar era un
importante nudo de comunicaciones en la Meseta
Sur, tal como nos indica el Itinerario de
Antonino. La facilidad de las comunicaciones propiciarían
los contactos con otras áreas peninsulares,
a juzgar por la presencia de elementos de
importación itálicos, vidrios, platos de lujo, etc.
También tenemos conocimiento de la existencia
de una necrópolis ibero-romana en Laminium. El
interés de esta necrópolis reside en su cronología
que se inicia en época ibérica y alcanza la romanización.
Entre los enterramientos algunos parecen
datarse entre los siglos IV-III a.C. (Fernández
y Serrano, 1993, 193) Entre los materiales aportados
por esta necrópolis destacan diversos unguentarios,
6 urnas pintadas, 1 plato de barniz
rojo, 3 platos de terra sigillata aretina y dos esculturas
zoomorfas en piedra. (Fernández y Serrano,
1993, 191)
De algunas ciudades carpetanas como Alce,
tenemos una referencia por las fuentes históricas
que nos informan que esta ciudad fue tomada
por T. Sempronio Graco en el 179 a.C. en su campaña
contra los celtíberos. Este pueblo estaba en
este momento en expansión por zonas como
Carpetania,que eran más fértiles que el territorio
celtibérico. Graco después de tomar esta ciudad,
consiguió un gran botín e hizo prisioneros a los
hijos de un reyezuelo llamado Thurro, que a partir
de este momento será aliado del ejército
romano.(Salinas, 1986, 46) En época romana fue
una importante mansión de la calzada que unía
Emérita con Caesaraugusta, a través de Lusitania.
Según el itinerario de Antonino estaba separada
XL m.p. de Laminium y XXIIII de Vico Cuminario.
Tradicionalmente se ha querido ubicar en algún
lugar de una zona comprendida entre las localidades
de Villacañas, Campo de Criptana y Alcazar
de S.Juan. (Roldán, 1973, 211) P. Madoz
ubica a Alce en la localidad de Alcazar de S. Juan
(Madoz, 1846, 443 y 446), donde se ha descubierto
una importante villa romana.
La ciudad de Contrebia Cárbica, situada en la la
actual localidad conquense de Villasviejas, presenta
una importancia que se refleja en el inicio
de la conquista romana y en el período de la guerra
de Sertorio. En este sentido Livio nos relata
los acontecimientos del año 181 a.C. cuando dos
legiones romanas marcharon desde Aebura “per
Carpetaniam ad Contrebiam”. (Livio 40, 30-34)
Este oppidum prerromano, que contaba con un
importante sistema defensivo, parece que tuvo
una exténsión aproximada de 45 hectáreas.
(Almagro y Dávila, 1995, 212) La localización de
Contrebia Cárbica en Fosos de Bayona parece
establecerse en función de los hallazgos monetarios
de la zona, que han aportado varios testimonios
de la ceca Contebacon, identificada con esta
ciudad. Konterbia Karbika fue una ciudad que
acuñó moneda de plata y bronce desde mediados
del siglo II hasta mediados del I a.C.
Finalmente debemos indicar que esta ciudad de
Contrebia Cárbica parece que va a desaparecer en
el siglo I a.C. en favor de la ciudad de Segóbriga,
que se hallaba próxima a esta y que alcanzará un
importante desarrollo en época altoimperial.Esta
ciudad va a estar comunicada con el enclave de
Contrebia Cárbica, mediante un ramal de la vía
romana Complutum-Cástulo.
De otra parte las necrópolis conocidas de este
territorio, como las Esperillas y Villafranca de los
Caballeros, reflejan un ambiente plenamente ibé-
rico. La primera de estas necrópolis está emplazada
en un pequeño altozano en el término municipal
de Sta Cruz de la Zarza (Toledo). El principal rito
de enterramiento constatado en esta necrópolis
es el de incineración, del que sólo se pueden
excluir dos sepulturas de inhumación. Estas tumbas
se depositan dentro de cavidades horadadas
en la roca caliza. Además de los vasos de ajuar,
los enterramientos conservan ofrendas elaboradas
en metal. Entre estas piezas se han recogido
fíbulas de doble resorte, de ballesta y anulares hispánicas.
(García y Martínez, 1988, 63) Esta necrópolis
de la II Edad del Hierro tiene un amplio
período de utilización que se extiende desde el
s.VII hasta el s.III a.C.
De otra parte la necrópolis de Palomar de
Pinta-do en el término de Villafranca de los
Caballeros (Toledo) presenta un tipo de enterramientos,que
como los de carácter tumular,en
piedra o adobe, se consideran típicos del área
ibérica del S.E. peninsular. Esta necrópolis se
caracteriza por la ausencia de cualquier tipo de
armas, así como por la presencia de numerosas
fíbulas anulares en bronce. También se han hallado
en esta ne-crópolis cerámicas de importación
como algunos Kántharos áticos de barniz negro.
(Carrobles y Ruiz, 1990, 241) El desarrollo de
esta necrópolis parece abarcar una amplia cronología
que va desde los siglos VII-II a.C.
(Carrobles y Ruiz, 1990, 243)
Junto a estas necrópolis,disponemos del hallazgo
en un posible conjunto tumbal en el Espartal
CuPAUAM 26, 2000 Castros Carpetanos de Época Prerromana 91
5. Algunos testimonios epigráficos (C. I. L. II 3251, 3252)
nos confirman este dato.
Tomo 26-C5 3/3/08 12:48 Página 91
92 Julián Hurtado Aguña CuPAUAM 26, 2000
(Madrid) de un mango de hueso trabajado,y de
un plato de barniz rojo. Estos materiales se sitú-
an dentro del marco de la segunda edad del Hierro
de la Submeseta sur. El plato de barniz rojo
sería una muestra de los influjos ibéricos en esta
área, mientras que el mango de hueso estaría en
relación con la industria ósea realizada por grupos
de la II Edad de Hierro en la Meseta Norte.
(Barrio y Blasco, 1989)
En definitiva el panorama que nos ofrece el
poblamiento en el área carpetana durante época
prerromana, es el de un territorio en el que la población
se agrupaba generalmente en oppida, ubicados
en lugares estratégicos,fácilmente defendibles
que controlaban fértiles territorios. Estos asentamientos
estaban situados frecuentemente en lugares
próximos a cauces fluviales, que ofrecían un
importante aprovéchamiento agrícola. La forma
del habitat presenta en esta región una continuidad
durante toda la edad del Hierro hasta el primer
tercio del siglo I a.C.
Las fuentes históricas del período de la conquista,
mencionan ciudades que en muchas ocasiones
desaparecen o no tienen importancia en el
período posterior de control efectivo de Roma del
territorio. Sólo ciudades como Complutum, Consabura
o Toletum, serán especialmente relevantes
en época altoimperial, desarrollando importantes
programas urbanísticos, especialmente a partir
de época flavia.
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