martes, 27 de marzo de 2018

Exclavos canarios

No hemos podido encontrar ningún historiador que hable de que no se esclavizara y se mermara la raza guanche, ni que no se vendieran en España esto pone en duda que la llamada leyenda negra de España fuese mentira y no fuese cierta como nos quieren hacer creer muchos historiadores de hoy (por lo menos en Canarias).Con lo deducimos si eso paso en canarias que no pasaría  en la con quista de Carpetania y los carpetanos. Por parte de los Godos. 
  
El texto principal pertenece a la tesis doctoral realizada por Rosa Irene Fregel Lorenzo, investigadora del Departamento de Genética de la Universidad de La Laguna. 

Tras la esclavización de gran número de aborígenes gomeros entre 1470 y 1480, se produjo una gran rebelión que culminó con una fuerte represión que marcaría la definitiva incorporación de La Gomera al Señorío de Canarias en 1488. Esta represión tuvo como consecuencia la muerte de un gran número de aborígenes y la esclavización de mujeres y niños, que fueron vendidos en los mercados peninsulares.

Por otro lado, la llegada de nuevos colonos, obligó a los aborígenes que permanecieron
en la isla a ocupar una situación marginal. La conquista de Gran Canaria comenzó en 1478 por orden de los Reyes Católicos. La primera fase, comprendida entre los años 1478-1480, se caracterizó por una guerra de desgaste, centrada fundamentalmente en el noreste de la isla. En la segunda etapa, a partir del año 1480, las constantes capturas de esclavos y las epidemias desembocaron finalmente en la rendición definitiva de la isla en el año 1483. Sin embargo, algunos grupos de aborígenes perduraron alzados en armas en zonas de cumbres.

Aunque la isla de La Palma había estado expuesta a varios intentos de conquista a lo largo del siglo XV, la ocupación definitiva no comenzó hasta el año 1492. La empresa corrió a cargo de Alonso Fernández de Lugo, con la ayuda de hombres procedentes de Sevilla, así como de aborígenes de Gran Canaria y La Gomera. Un año después y tras diversas batallas se pactó una tregua entre los colonizadores y la población indígena de La Palma. Sin embargo, mediante engaño, el jefe de los guerreros palmeros acaba siendo apresado junto a gran parte de sus hombres, que fueron enviados a la península como esclavos.

Tras la incorporación de la isla a la Corona de Castilla, muchos de los aborígenes que quedaron en la isla también fueron esclavizados. A lo largo del siglo XV, Tenerife también había tenido una amplia presencia de comerciantes, misioneros y navegantes. La conquista de la isla, emprendida por Alonso Fernández de Lugo, fue un proceso relativamente corto (1494-1496), en el que se pueden distinguir varias etapas. En 1494 un contingente de hombres integrado por sevillanos y aborígenes de otras islas desembarcó en Tenerife, y tras sufrir una fuerte derrota se retiraron a Gran Canaria. En 1496 tuvo lugar un nuevo intento, esta vez definitivo, el cual se vio facilitado por el mal estado de salud de la población aborigen, diezmada por una epidemia denominada “modorra”.

La colonización de las Islas Canarias
La conquista y colonización de las Islas Canarias provocó una disminución de la población aborigen, aunque es muy difícil estimar los datos demográficos anteriores a la llegada de los conquistadores y posteriores a la misma, ya que las fuentes de las que se dispone fueron escritas por cronistas europeos y su información puede estar sesgada.
Lo que está claro es que el estilo de vida indígena se modificó drásticamente tras la conquista , ya que los aborígenes que quedaban se mezclaron con los colonizadores, mientras que otros fueron trasladados a otras islas o al continente, y en algunos casos, introducidos en el mercado esclavista europeo. Sin embargo, la política de conservación del pueblo indígena de Isabel la Católica favoreció su supervivencia y mestizaje. De los datos del Obispado de Canarias se deduce que en 1504 existían unas 1.200 familias aborígenes en todo el Archipiélago.

La población aborigen tras la conquista
En cuanto al número de aborígenes que sobrevivieron a la conquista, existen grandes diferencias entre las islas. Sin embargo, en todas ellas, la población indígena participó en el proceso repoblador; en el caso de los nobles, fusionándose con los jefes europeos, y en el resto, dedicándose a la ganadería e integrándose en otros grupos de su mismo nivel y consideración social. Dado el escaso número de mujeres europeas que había en las islas, algunas aborígenes accedieron por matrimonio a la categoría de colonizadoras.

Aunque Fuerteventura y Lanzarote no tenían una población indígena numerosa, ésta se intentó conservar a pesar de la esclavización y el traslado de muchos aborígenes.
Una isla más castigada en este sentido fue El Hierro que, incluso antes de la colonización europea, ya contaba con una población aborigen bastante reducida por las incursiones piratas. Tras la conquista, la isla del Hierro fue poblada por normandos, quedando tan sólo mujeres y niños aborígenes. Por otro lado, La Palma, castigada igualmente por las capturas piratas, sufre un proceso de esclavización masivo tras la conquista, quedando la población indígena relegada al sur de la isla. En el caso de La Gomera, en un principio se conservó gran parte de la población, e incluso algunos gomeros participaron en la conquista de otras islas. Esta situación cambió tras la rebelión de los gomeros, dando como resultado la esclavización y ejecución de muchos de ellos.

En Gran Canaria, una gran parte de los aborígenes que no habían sido esclavizados fueron deportados, salvo excepciones de algunos nobles, con la intención de impedir revueltas. Algunos indígenas de Gran Canaria participaron luego en la conquista de Tenerife, quedándose posteriormente en esta isla.Sin embargo, el número de aborígenes, esclavos o libres, que quedaron en la isla de Gran Canaria fue considerable.

En Tenerife, tras la conquista y la esclavización de una parte de la población, los supervivientes se concentraron en la zona sur, quedando otros grupos esparcidos por el resto de la isla. En 1519 se estima que la población indígena de Tenerife no sería mayor de 3.000.

La colonización europea
En un principio Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro fueron pobladas por normandos, andaluces y moriscos, incrementándose estos últimos con el aumento de las incursiones en África en busca de esclavos, a finales del siglo XV. En el resto de las islas, los colonos procedían de diversos lugares, siendo más numerosos los portugueses, españoles, italianos y flamencos.

Dentro de la población española que participó en la colonización, la mayoría procedía de Andalucía y fueron partícipes de las fases de exploración, saqueo y conquista. Posteriormente, se produjo la llegada de gallegos, especializados en tareas agrícolas y ganaderas. También llegaron algunos extremeños, que se dedicaron a la agricultura, y burgaleses que participaron en tareas comerciales.

Aunque a mitad del siglo XV hubo un corto periodo de ocupación portuguesa en La Gomera y Lanzarote, su mayor influencia se produjo tras la conquista. Los portugueses fueron los responsables de la introducción y desarrollo del cultivo de la caña de azúcar y su procesamiento. Existían, además, leyes que obligaban a los agricultores, tanto españoles como portugueses, a establecerse con sus esposas en las tierras que se les habían asignado para poder conservarlas. Algunos se instalaron en las costas como carpinteros de ribera o pescadores, pero sin lugar a dudas, una de las actividades más importantes llevadas a cabo por este colectivo de colonizadores fue la comercial, con todo tipo de mercancías incluyendo esclavos, tanto blancos como negros.

También llegaron italianos a las islas, procedentes en su mayoría de Génova, que estuvieron relacionados con la industria azucarera. La mayoría terminó fusionándose con las familias aristocráticas y ocuparon puestos importantes en la administración. Otras minorías europeas que llegaron a las islas fueron flamencos, ingleses e irlandeses, relacionados con las exportaciones comerciales a Europa del Norte. También algunos judíos y moriscos buscaron refugio en Canarias tras ser expulsados de Castilla y Portugal a finales del siglo XV.

El tráfico de esclavos en Canarias
Tras la conquista, debido al bajo número de aborígenes y la existencia de órdenes que los amparaban, se hizo necesaria la importación de mano de obra esclava procedente de las costas de Berbería (regiones costeras de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia). Mediante cabalgadas, compras a mercaderes portugueses o expediciones a Cabo Verde y Guinea, llegaron a Canarias esclavos moriscos y negros, necesarios en todos los sectores económicos, pero sobre todo en las plantaciones e ingenios de caña de azúcar.

El número de esclavos moriscos que llegaron a las diferentes islas fue variable. En Lanzarote y Fuerteventura su presencia fue mayoritaria, ejerciendo además como elemento repoblador. A finales del siglo XVI, en Fuerteventura constituyeron el 15,3% de la población, dedicándose principalmente a la agricultura y pastoreo.

En 1572 se prohibieron las cabalgadas, por lo que el comercio de esclavos se centró en los de raza negra. Los esclavos negros, procedentes de Berbería, Cabo Verde, Angola y Madeira, llegaron a Canarias de manos de mercaderes portugueses, siendo distribuidos de las islas mayores a las menores por comerciantes del archipiélago. En algunas islas, como Gran Canaria, llegaron a representar el 70% de la población esclava. En esta isla entraron unos 10.000 esclavos durante el siglo XVI, con un aporte regular de unos 100 individuos por año.

Influencia americana en Canarias
Es necesario destacar también la continua relación existente entre Canarias y América, lo que motivó importantes movimientos de población entre ellas. Los canarios, primero como conquistadores hasta finales del siglo XVI, y luego como colonizadores y trabajadores, protagonizaron diferentes oleadas de emigración a América, principalmente
a Cuba, Venezuela, Puerto Rico, Santo Domingo, Texas, Luisiana y Uruguay. Diferentes acontecimientos económicos y políticos en los países de destino de los canarios, motivaron posteriormente el regreso de familias enteras a las islas.

La población de Santa Cruz de Tenerife en los siglos XVII-XVIII: la Iglesia de La Concepción
Desde los inicios de la conquista, Santa Cruz de Tenerife ocupó un lugar importante en el Archipiélago Canario, primero como punto de arribada de las expediciones europeas y, una vez terminado el proceso de conquista, como puerto principal de las islas.

Tras la conquista, numerosos colonos europeos se asentaron en Santa Cruz de Tenerife, preferentemente en la salida de los barrancos, situación privilegiada por su cercanía al puerto. Los colonos, tras confiscar sus tierras, desplazaron a los indígenas y los dispersaron a lo largo de la isla. A los guanches que quedaron, se unieron muchos gomeros y canarios desterrados que, tras intervenir en la conquista, habían adquirido un estatus superior. Sin embargo, a pesar de la llegada de los colonos, en Santa Cruz se siguió manteniendo la base de la economía indígena, basada en la cría de ganado  caprino. Durante este tiempo el desarrollo de la población fue lento y muchos abandonaron la zona debido a las malas condiciones económicas. En 1561, se estima para Santa Cruz una cifra de 57 viviendas y alrededor de 770 habitantes.

Posteriormente se empezó a desarrollar de forma gradual una nueva economía, basada en actividades agrícolas y mercantiles, además de mantener la cría de ganado caprino. En el siglo XVII, la mitad de los navíos procedentes de las Américas pasaba por el puerto santacrucero, convirtiéndose en el área receptora de productos manufacturados y alimenticios de importación. Ya en 1676, el número de habitantes en Santa Cruz supera los 2000.

A principios del siglo XVIII, se produjo un aumento demográfico coincidiendo con una época de prosperidad, en la que se ve favorecido el desarrollo de centros urbanos. Santa Cruz se convirtió en el puerto principal de las islas, al que llegan multitud de navíos europeos incluyendo ingleses, holandeses, suecos y daneses. Por otro lado, en 1718 el puerto santacrucero, según el reglamento del comercio canario-americano, se convirtió en el único autorizado para el tráfico con América y el de obligada arribada para el regreso en todo el Archipiélago Canario. En este momento, la población de Santa Cruz estaba formada por los indígenas que sobrevivieron a la conquista, los colonizadores peninsulares y europeos, y los esclavos.

En las partidas de casamiento, en las que a partir del siglo XVIII se obliga a mencionar la procedencia de los contrayentes, se observa que el 98% de las mujeres que se casan en Santa Cruz han nacido en las Islas, lo que indica un papel fundamental de la mujer canaria en la formación de la sociedad insular y en su estabilización. Dentro de los españoles, los andaluces y gallegos son los más numerosos.

Destaca también la presencia de población americana. Con respecto a los procedentes del extranjero, la mayoría son franceses, portugueses e italianos. Aunque, en los primeros tiempos de colonización la mayor parte de los esclavos de Tenerife eran guanches, en este momento la mayoría la constituyeron los negros y los moriscos. También, numerosos esclavos alcanzaron la libertad y vivieron en común con los españoles, mezclándose con ellos.

La Iglesia de La Concepción de Santa Cruz fue fundada en 1501. Desde su inicio hasta 1823, cuando se produjo la apertura del primer cementerio civil, la Iglesia de La Concepción fue usada con fines funerarios (Larraz y González, 1995). Esta costumbre, consistente en enterrar a los muertos tanto dentro como en los alrededores del templo, fue bastante común en las iglesias católicas hasta principios del siglo XIX. En el caso de La Concepción se registraron más de 12.000 entierros en el interior del templo y más de 15.000 si se cuentan los del exterior.

Teniendo en cuenta que la Iglesia de La Concepción albergó los enterramientos tanto de hombres libres como esclavos, estos restos pueden ser un ejemplo representativo de cómo era la sociedad de Tenerife en los siglos XVII-XVIII.

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