En PRAVDA Recalcamos, que se realiza este acto a Mechor Rodriguez no por salvar vidas del bando nacional, sino por la coherencia doctrinal y por la exaltación de la ética y la humanidad por en cima del odio de clase o odio ideológico contra el adversario que esta coherencia luego le llevara a no ser un asesino y ver las tropelías de su bando y le llevara a salvar vidas esto fue una consecuencia de su forma ética de pensar y actuar.
PRAVDA NO HACEMOS, NI QUEREMOS HOMENAJES, QUEREMOS JUSTICIA Y UN TRATO DIGNO.
Para PRAVDA no existen los homenajes estériles una vez al año, sin repercusión alguna, sino que para PRAVDA es parte del sustrato de lucha espiritual y emancipadora del pueblo, es la continuación de la lucha, un reconocimiento de justicia y un trato digno. Que todo revolucionario debe hacer a los que de una manera u otra han mostrado su ejemplo en vida, y son parte de un soporte ético, moral, espiritual, para continuar la lucha hasta la victoria final.
Acto llevado acabo por PRAVDA
un claro ejemplo de que se puede morir por unas ideas nunca matar por ellas.
Melchor Rodríguez García (Sevilla,
30 de mayo de 1893 – Madrid, 14 de febrero de 1972), también conocido como El ángel rojo, fue un sindicalista y anarquista español, concejal, delegado de prisiones y brevemente alcalde de Madrid,1 durante la Guerra Civil Española.
Una de las actuaciones más destacadas de Melchor Rodríguez tuvo lugar durante unos disturbios, después de que la aviación rebelde bombardease Alcalá de Henares (8 de diciembre de 1936). Una concentración de protesta en la que participaban milicianos armados llegó a la prisión de Alcalá, entrando los cabecillas hasta el primer rastrillo donde exigieron la apertura de celdas para linchar a varios presos. Rodríguez acudió a la prisión y arriesgó su vida enfrentándose a la turba durante varias horas. Dio orden de entregar armas a los reclusos en caso de que los asaltantes persistiesen en su empeño.
En esta y otras intervenciones similares (p.e. en la Cárcel Modelo de Madrid) consiguió personalmente impedir vejaciones o ejecuciones arbitrarias de reclusos, prácticas frecuentes hasta su llegada al cargo. Así salvó in extremis la vida de muchas personas, algunas de las cuales dieron después testimonio del humanitarismo de Melchor Rodríguez García (p.e. los militares Agustín Muñoz Grandes y Valentín Galarza, Ramón Serrano Súñer -que luego formaría parte de los gobiernos de Franco-, el Dr. Mariano Gómez Ulla, los hermanos Rafael, Cayetano, Ramón y Daniel Luca de Tena, el locutor Bobby Deglané, el futbolista Ricardo Zamora y los falangistas Rafael Sánchez Mazas y Raimundo Fernández-Cuesta, entre otros).
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