Loa Guanches: los auténticos Arios en los que se basó Robert E. Howard para imaginar sus Cimerios y su Conan.
El pueblo al que Adolf Hitler glorificaba hasta tal punto, que ordenaba a sus generales organizar el entreno de las tropas de élite en el arte del salto de pértiga y en el de la comunicación a distancia via silbidos.
Un honor tener antepasados que conquistaron tan noble y valeroso pueblo, pese a derramar miles de millones de litros de sangre para poder conquistarlos.
Se dice que Frank Miller trató de escribir su 300 tomando como relato original la resistencia de los Guanches, pero tuvo que cambiar la historia a los espartanos, porque se veía incapaz de trasladar la épica del relato al comic sin faltar a la grandeza canaria.
-Tras la batalla de los Magotes - silenciada oficialmente y desaparecida por arte de magia de los libros de historia pero no de la memoria del pueblo - se encerró a la población nativa canaria de los bandos de Adeje y Abona en lo que hoy es conocido por Los Cristianos, antes de la conquista por Ceres y tras los susodichos sucesos por "el corral de los de Adeje". Un corral en el que "les hicieron perrerías", algo que incluía la violación, el asesinato y prácticas tan entretenidas como probar el filo del acero en niños - a ver si la espada o la lanza estaba bien afilada o no - mientras esperaban la llegada del Obispo que había de bautizarlos. Todo en post de salvar las almas de aquellos bárbaros a los que habíanse de traer a la civilización y la luz del cristianismo para luego usarlos como esclavos.
-Ya desde principios del siglo XIV venían a Canarias pescadores andaluces que se dedicaban al lucrativo negocio de la piratería y la captura de esclavos.
"En la denominada "Esclavitud blanca", los esclavos canarios se convirtieron en mercancía muy apreciada y cotizada en los mercados europeos en los siglos XV y XVI, aunque ya estuvieran presentes desde el siglo XIV, y a partir de los primeros viajes europeos al Atlántico comenzaron a estar presentes en las plazas europeas y los esclavistas comenzaron a organizarse en compañías de armadores y navegantes".
Rebelión de los Gomeros:
Cuando los gomeros se sublevaron ante tanto abuso la represión fue brutal. Beatriz de Bobadilla solicitó ayuda al gobernador De Vera, quien se apersonó en la isla con cuatrocientos hombres y consiguió capturar a un gran número de gomeros a través de un engaño, prometiendo el perdón a todos los que asistiesen a un acto religioso por el difunto. Tras apresar a parte de la población nativa con esa treta...
“"sentenciaron a muerte a todos los que quinze años arriba, y dado que los matadores fueron pocos, los condenados a muerte fueron muchos, que a unos arrastravan y los desquartisavan, y a otros les cortaban pies y manos, y a otros ahorcavan, y a otros muchos echavan a la mar en barcas a lo largo, atados de pies y manos y con pesgas a los pescuezos”.
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